lunes, 29 de octubre de 2012

Allí todo es verdad



DICE dios que el centro es muy bello, pero para permanecer hay que estar y ahora como que no caigo en si estoy o me derrito. Vuelvo a mi loquero. Se pelea con dios. Cada uno dispone de una terapia diferente y no consiguen transmitir lo que realmente deseo escuchar.

Dejo a dios con el loquero. Ellos entenderán lo que nadie es capaz de recibir.

Dicen que el centro es muy difícil de conseguir. El verdadero centro. Del que todo proviene y en el que todo permanece. Hasta la incredulidad, el fácil conocimiento. La auténtica poesía.

Y la poesía es desesperación, angustia. No fue un divertimento, ni siquiera ese absurdo objeto de deseo que intentamos alcanzar con el desconcierto. Es la verdad.

Dejo el último cuaderno marrón en la consulta. En él he anotado aquello que soy y lo que no he conseguido. A ver si en su lectura se determina algo provechoso de una vez. Y consiguen ayudarme. Y desaparece el dolor de la cadera que vuelve con las primeras lluvias.

Apenas puedo leer. Solo a Parra. Su ironía me desgarra, aunque también me absorbe.

Cojeo más de la cuenta por culpa del zapato desgastado de la pierna izquierda. En la izquierda todo está derrumboso y sin coeficientes.

Intento vivir y no me dejan. ¡Qué absurdo! Todo sigue siendo mentira, hasta los correos que recibo de imbéciles con justificaciones. Debo acudir al centro. Allí todo es verdad.