lunes, 30 de abril de 2012

Los de fuera


SIEMPRE se nace para estar dentro. Aunque algunos se empeñen en alojarse fuera, estamos dentro, dentro del círculo.

Dentro existen los opuestos, la tierra mojada y las visitas de los pájaros. Entre la maleza y la humedad acompañan las sombras. Suena la música de Francesco Araja. Es una ópera.

Volcar la vida a la literatura implica percepción, competencia, instintos de desconcierto y voluntad.

La poesía es una nube de desarrollo vertical. El círculo es finito pero perpendicular a los meridianos. Así se crece y se disfruta en la parte interior, nunca salvo o excepto.

Los contrarios se dejan ver al mediodía. Cuando la luz del sol está en su punto más álgido. Aquello que divide y eterniza.

El círculo es el centro. La verdad y la mentira. La justicia y lo cierto.

Preparo una carta con todos los desvíos. El destino es la búsqueda, el sur geográfico. Se quedarán las cosas en las habitaciones. Hay maneras de ser, destrezas y fundamentos. Hay tentaciones de franquear el sobre o destruirlo.

Dentro se hace tarde y tengo frío. En la naturaleza todos somos rechazo, admisión y silencio.

 

domingo, 29 de abril de 2012

Entre el advenimiento y la contemplación


HAN velado los pájaros una noche dudosa. El viento y la lluvia azotaban las ventanas desde la incertidumbre. Refugiados en la cama me hicieron compañía. Sobre las tres se fue la luz. Una sombra asustada se incorporó en el lecho para saber quién era.

Resultó lo de siempre: no se puede dormir, el calor del sustento descubre que hay alguien más allá de la vida, que el pasado no existe. Si hubiera dejado las puertas abiertas seguro que las nubes contemplarían la escena de dios en mi cabeza.

La tierra está mojada. Los hombres perjudican la historia con su historia. Y así pasan los días, entre el advenimiento y la contemplación.

Hay miles de gusanos, están por todas partes. El pilón que rebosa y las raíces se ensanchan por la melancolía. Es el agua. Es la lluvia. La verdad de un secreto que nunca fue misterio.

Enciendo hoy el cigarrillo con dos manos. Doy un sorbo al café. Salvo a Muñoz Molina no se puede leer a nadie en la prensa.

Todos están contentos. Los que dan, los que reciben, los que ejercen. Todos hablan de sí y para sí, pero por sí. Nadie guarda silencio.

Los poetas son pájaros. Pájaros de la lluvia. Odio tanto al poeta como al viento y a la lluvia, aunque traigan el alimento.

 

sábado, 28 de abril de 2012

Un acierto


LA silla es el sustento de la contemplación. El cansancio de la verdad. Todas las sillas que soportan al poeta en las lecturas suelen ser incómodas, por aquello de la antipoesía. Pero al final lo incómodo resulta anecdótico y lo vulgar un acierto.

Quien espera recibe, quien avanza disminuye. Solo creo en la soledad y en el silencio. Odio a los interesados, a aquellos que se creen lo que les dicen, los que confabulan y escriben para escuchar halagos. ¿Hay más afecto que el silencio?

Todo lo que deseas depende de ti mismo, nunca de los demás. ¿Esperas algo a cambio? Estás en un error. Y aquello de poeta joven que promete es una putada. Te han fastidiado para siempre, acabarás en promesa, como los plátanos.

Alguien escribe sobre Vargas Llosa sin haber leído el libro. O tal vez sin haberlo entendido, asimilado, asumido. Es la crítica en España. Una insolencia.

No dejo de pensar en Barcelona. ¿Qué ocurrió allí? No silbé, no llevaba las manos en los bolsillos –fumaba–, no miraba los escaparates –no había–. Todo es un misterio, como el mirlo que recorre ahora el césped mojado por la lluvia.

Con unas tijeras recorto la flor de la lavanda. Hago bolsitas de tela para dejarlas por toda la casa. Dicen que espantan a los insectos.

Desde el centro insoslayable siempre. En esta primavera el agua deja de salir caliente y se convierte en misterio. Sigo escribiendo a Claudio, a alguno de ellos.

 

En las noches de diciembre


MIS amigos se marchan. Mientras T. viaja hacia Lebrija para hablar de arte, J. prepara una nueva actuación televisiva. J.M. acude a Santander y a Valladolid de conciertos. Los del Desván del Duende apasionan.

Acabo de llegar y ya me marcho. Tengo hambre, frío, miedo y sueño. Estoy blanco, el color de la cara se equipara al propio espíritu. N. no para de grabar y M. dice que estudia. Ahora estoy solo. Si no fuera por los pájaros y las arañas esta maldita cadera dejará de sonar una noche. El tocadiscos sigue dando vueltas. ¡Nunca se cansa!

En el conocimiento de la sabiduría existen dos tendencias ampliamente condicionadas. La primera dice llamarse amor, y la segunda encuentro. Si pudiera morir y estar vivo otra vez para contarlo sería la histeriagrafía. La luz que no repone el atardecer, girasoles ardientes. ¿Has venido? En el ayer ya estamos. El pasado no existe. Mañana escucharé tu voz y la canción del mediodía.

El cuarto libro de Fábula es tuyo. Completo. A. recibirá mañana dos libros. Un par de ejemplares para seguir otorgando ejemplaridad. Ese término abstracto que condiciona la justicia social, la naturaleza.

Es diciembre. En Londres nieva. Todo se humedece, hasta las piedras. No puedo escarbar la tierra, congelo mis dedos. No debes tener hambre, ni frío, ni miedo, ni sueño.

Escucho a Claudio (M.), leo a Claudio (R.), contemplo a Claudio (T.). Dice don Nicanor que, a veces, soy un obsesivo, que confundo la naturaleza con la propia esencia. Suelo hacerle caso. Mezclo en un vaso unas gotas de whiskey con algo de hielo. Lo agito con justicia y lo derramo en el porche. Al rato una hilera de hormigas borrachas justifica la pérdida.

Tomo entre las manos un libro rojo fuego. Lo cruzo con uno negro y con otro blanco. Destruyo los versos de esta tarde junto al mar de diciembre. Eran contemplativos.

Desde el centro, en el centro indudable. Donde la lluvia golpea y se hace fuerte. Aquí nos manifestamos.

Ha caído un poco de ceniza en la alfombra. Paso el aspirador, se ha comido los flecos, siete arañas y dos cubos de hielo. Cierro los ojos. Vuelvo de Barcelona. Converso con la esencia. La paciencia se quedó en la maleta. En Santiago había un negro de grandes labios que se enamoró de ti. Era turco. Sus piropos siguen siendo ininteligibles.

Llaman a la puerta. Ha llegado la tía Juana de la mano de mi padre.

 

viernes, 27 de abril de 2012

Un vuelo fugaz


LA carretera que lleva desde Santiago a Las Cruces no pasa por El Tabo. Es la 68. Las aves marinas no paran de rondar por encima de la cabeza. Una leve brisa de viento condiciona. Hace frío. El lupino es como la retama, pero más antiplanta.

Me siento en un viejo banco de madera y escucho. Observo los paseos. El nervio en la poesía es la chispa que dice que hemos llegado pronto. Un tango de Gardel suena de fondo. Huele a mar y a fijación. Quema la tarde.

Deseo pasear y me acompaña el maestro. Hay cámaras. Habla de las casas que están alrededor y de sus propietarios. Un familiar de Uribe sale en coche despiadado. Hace frío. El corazón se encoge.

Anochece pronto y recomienza el aire su premeditación. En la naturaleza todos somos instantes. Hasta esa gaviota que se mantiene quieta en un vuelo fugaz, el de su alimento.

Debo comer un poco y saca una botella de cabernet. El vino es alimento aunque después lo sienta y lo digiera.

Se hace tarde, debo volver a casa. Los pájaros, las plantas, las nubes y las sombras esperan mi regreso. Con la cabeza agachada he cogido un gusano de la tierra, de esa tierra seca y obsesiva. La tierra es la poesía, el gusano la esencia.

Hoy me ha dicho Mauricio Wiesenthal que he salvado su vida. Le falló la computadora que todo lo decide. Aquella que lo otorga. Y esos versos perdidos han encontrado la salvación en el misterio, lo de todos los días.  

Vivo de los maestros, a los jóvenes admiro con una condición innata, a los no poetas odio, a los versificadores les deseo la muerte.

Es la ley del desastre, lo que mantiene vivo el paseo en Barcelona. Cruzamos dos veces el puente. Un camino que no pasa por El Tabo pero lo resucita.

jueves, 26 de abril de 2012

En el pasado


NO dejamos de ser pues no hemos sido. Nunca fuimos pasado, el presente es un intervalo fugaz que ocupa el tiempo en una forma verbal impersonal y limitada. Todo apunta a mañana, a ese día de mañana que esperamos.

El sauce está repleto de mosca blanca. Como una nube de insectos que recorre mi cara, las mastico, entran por la nariz. Debo cerrar los ojos. Los abriré mañana, cuando haya pasado hoy y ayer sea ese hielo que ahora se derrite en el porche.

He aprendido en Moguer, en Córdoba, en Madrid. Disfruté con Chile y las explicaciones. Hoy escribe poemas hasta la mosca blanca. Un poema de ayer hoy no es nada y mañana, mañana será vacío. Un hueco inagotable.

El color del whisky al trasluz del vaso frío engaña. Como esos poemas. ¿No sabes de la vida? ¿No deseas juzgar algo que no es?

Tomo un puñado de tierra que arrojo a los insectos. La nube hace un movimiento equilibrado para volver al rato. Están aquí otra vez. Ahora que es mañana.

Miro las cartas de mi mano. Juego con Satanás. Se ha apostado su vida. Ganaré en el pasado.

miércoles, 25 de abril de 2012

La norma


EL alimento que necesitamos se encuentra en el centro, en la tierra, en el conocimiento de la esencia. No es algo, ni cualquier cosa. El alimento es una norma de la razón de la palabra.

El alimento otorga imagen, el círculo cerrado en el que se habitan los opuestos. La representación y la creencia.

La poesía es plenitud si hay satisfacción. La poesía es reminiscencia si hay alimento.

 

martes, 24 de abril de 2012

En este cielo gris


ES la esencia que habla Juan Ramón la que nos reconforta. La única posible. La misma que Claudio divisó observando el cielo, su don. Vida y labor. Naturaleza y poesía.

He encontrado muy sucia la casa. Sin alimento el hombre permanece en silencio mientras pasan las nubes. Me han reconocido los pájaros. Comienza a brotar la luz en este cielo gris.

La razón de la palabra es circular. Todo lo constituye. Es el dios deseado, la pureza del jardín.

Vivo con esta sombra que vuelve al mediodía. Cuando hace calor se esconde en el mirto. Es la iluminación.

 

jueves, 19 de abril de 2012

El centro indudable


ES tan fácil salir, equivocarse. El cielo nos irrumpe, aclara las estrofas, los pasos en la acera, la humedad de las manos. Es la vida y la poesía, la labor o la rosa. Es Bécquer, Juan Ramón, Claudio.

Hay seres que no ven, que nunca observarán. Personas que no saben de la verdad del alimento único, exclusivo. Es la claridad, el centro, la presencia, la esencia. La forma y el deber, la poesía.

La palabra es una luz que ilumina los campos. Una luz cegadora con forma de arrecife. Como los girasoles crecidos con agua y con oficio.

Somos medios, clarividencias, sueños. La suerte es nuestro canto, y nacemos con voz, con la voz del centro indudable.

 

martes, 17 de abril de 2012

Dentro del bosque


DENTRO del bosque uno descubre cómo se alejan las amistades impuras. Va quedando la esencia, lo de todos los días.

Dentro del bosque hay una luz intensa que ciega, pero nos hace ver, nos hace ser nosotros.

Mientras caminaba hasta el centro muchos se acercaban. Eran conocidos, investigadores de lo absurdo, encontradizos, premeditados. Cuando te sientas sobre la roca gris, bajo la encina, remangas la camisa y te pones a escarbar la tierra húmeda, entonces, apenas tienes a cuatro o cinco a tu alrededor. La verdad y la pureza. Lo único que importa.

Lo demás es efímero, vulgar, insignificante. La pureza: los pájaros, las nubes, las hojas secas de los árboles que caen sobre mi cabeza. Es el intuicionismo. La única manera de ser siendo nosotros.

 

domingo, 15 de abril de 2012

Lo de todos los días


EN la noche. Mientras el viento sopla, la lluvia crea vida y los pájaros se resguardan. Las nubes pasan muy deprisa, como queriendo recitar los poemas de memoria. Desde la ventana observo como bailan los árboles. Un gusano muy feo entra por debajo de la puerta, lo echo con el pie.

Ha vuelto la luz, ese artificio que nos permite permanecer erguidos. Las ramas de las encinas golpean la fachada. Me visitan las sombras y les ofrezco café. Todas desean tomar algo caliente.

Agarro mi cabeza con las manos y bostezo. Hoy no vale la pena vivir. Se han arrugado las rosas que tengo dentro de casa. Será el calor o tal vez los poemas que leo.

He dejado abierto el cristal de la chimenea y ha entrado un pájaro. Es un mirlo. En la noche apenas se distingue. Es un ángel negro. Llueve. El viento arrasa.

Es la vida, lo de todos los días amor, lo de mañana mismo cuando el mirlo me despierte porque tiene hambre.

sábado, 14 de abril de 2012

La discontinuidad


TODO lo que decimos, hacemos y pensamos se manifiesta en la voluntariedad. Hoy he vuelto a Granada y regreso cargado de historias. Jorge no para de llamarme. He puesto el teléfono en el modo de la continuidad, esa forma diferente entre vibración y entendimiento.

Te demuestro ahora, aquí, en este momento, que mi teléfono admite las más precisas tonterías. Incluso, cuando quiero llorar, saca el pañuelo. En eso consiste tener un buen celular.

Ahora llueve. En casa hace frío y el aliento se convierte en pasado, y el pasado en reencuentro, y la vida en nostalgia. Quiero morir. No encuentro el modo sabio para hacerlo. Es la neutralidad.

Cuando miro a los ojos de Natalia ella sonríe. Siempre lo hace. Incluso admite esas tonterías entre la verdad y la dicha.

Paseaba por Granada con el libro de Novalis. Dante en la cabeza, en el corazón Rosales. Arrojaba dos colillas cada diez minutos al suelo. Y perdía la vista en las contemplaciones. He buscado la encina y he encontrado el naranjo. ¡Qué discontinuidad!

Hacía frío en Granada. He comprado un cupón. He tomado café en el Albaicín y he mirado hacia el pueblo aquel que se divisa a lo lejos. Buscaba la encina. Los versos de Dante acompañaban.

Todo aquello que el hombre desespera se manifiesta. Pero cuando le dije algo a la joven del pelo rojo me observó con mala leche. Es lo que tiene la edad, el discurso y el verso largo. Sigo siendo narrativo, prosaico y telúrico. Menos que García Montero pero más que Rilke.

En casa sigue haciendo frío. Llueve. Las encinas manchan por la flor amarilla y los pájaros se esconden en los acebuches. Pongo una canción. Se hace tarde. Hoy los hombres manifiestan su voluntariedad. Me acompaña por Barcelona TRR.

 

viernes, 13 de abril de 2012

Un golpe de viento


AQUÍ, junto a la encina que tiene forma de alma, discuto con Anaxímenes. Es un poco cabezón y ama en demasía al aire. Teofrasto le ha echado en cara, en varias ocasiones, su frialdad y su cariz. Pero lo paso muy bien con él. Cuando se pone a hablar del alma-aliento los rabilargos atónitos acuden junto al tronco. En cambio, si enumera las condiciones del aire cósmico, son los insectos los que nos persiguen.

Cada día tengo la barba más blanca. Arranco los pelos con las manos y voy dejando calvas que son los huecos de la salvación. Recuerdo la charla en Barcelona casi todos los días. Aquellos en los que puedo respirar el aire y arrojar una parte de aliento al pasado, lo que no existe.

Un golpe de viento impide que sigamos la conversación. Entramos en casa. Me acuerdo de tu boca. La manera fugaz de descifrar aquello se puede entender.

Hay poetas barrocos y no poetas barrocos. A los primeros admiro. A los segundos no justifico. Son como esa versión inacabada de la propia condensación del aire. Como nuestra alma, que es aire, nos mantiene unidos, así el viento envuelve a todo el mundo. No acaba nunca Anaxímenes. Es terco y obstinado.

La flor de la encina vuelve a ensuciarlo todo. Comienza a llover y el porche se pone amarillento. Este viento mancha la continuidad, los hallazgos. En Barcelona descubrí la soledad y el silencio ejercitado, eran las variaciones en el estado de la poesía más pura. Dominé los placeres y los deseos. No apareció ni un solo poeta barroco. Eran los no poetas aquellos que pisaban las aceras.

El filósofo se marcha por la puerta que nunca determina. Mira para atrás y le hago una reverencia cursi. Sonríe y suspira. Un poco de alma-aliento a esta hora de la noche concibe la naturaleza como manifestación poética.

Corro a buscar un libro de Quevedo. Están junto a los de Góngora y Lope. En las estanterías amarillas. No hablo de leyes, discuto de poesía pero me sigo acordando de tu boca.

jueves, 12 de abril de 2012

La luz velada


HA dicho VLL que hoy no se escribe para la eternidad. Y la eternidad sonríe para gloria del arte.

Todas aquellas personas que habitan en la luz serán veladas.

 

miércoles, 11 de abril de 2012

Todo es admirable


LO de ayer, hoy es ahora. El pasado en su mención siempre es presente, y será futuro si se recuerda mañana.

Hoy he dado el sí a un libro sobre Hölderlin. La Zambrano y Platón acompañan al autor por las tierras españolas. Un minúsculo ejercicio de arbitrariedad que, tratándose del caso contrario, suele resultar provechoso.

Comentaba a TRR que descubro en los presocráticos menores los mejores textos de la filosofía. No recuerdo su respuesta. No existe el pasado. Pero en Alcmeón, Meliso, Eurito o Leucipo, habita el sosiego.

Me preguntas por lo barroco y haces referencia a los autores. Y yo hablo del barroco, lo sucio, el desengaño, nada más. La plenitud está en la naturaleza, en la contemplación. Nada es presumible, todo es admirable.

Llevo varios días conversando con un venezolano inteligente. Habita en la luna. Con personas como él no tiene sentido que existan los políticos, ni los militares, ni los religiosos. En el descubrimiento de la verdad prodigarán los diferentes, que nunca son barrocos, ni intentan resultar provechosos. Son los límites de lo conveniente.

Converso con AV y con MM a propósito de las biografías de LC. ¿Existen? LC se merece una biografía digna, humilde, capacitada, admirable, provechosa, contemplativa, diferente. Un minúsculo ejercicio de arbitrariedad. Lo de todos los días, amor, lo del presente y el día de mañana. No existe nada más allá, ni más para atrás.

El pasado es el camino retórico del mal. Nunca llegará el bien si se ha buscado. Nunca llegará el mal si se ha omitido.

 

martes, 10 de abril de 2012

Edge


NUESTRO cuerpo es pasado, la repugnancia de la voluntad contra el tiempo que diría Nietzsche.

Sobre la mesa solo existen dos cartas: el presente y el día de mañana. Cada día, al despertarnos, apostamos aquello que tenemos, lo que hemos sido y hemos dejado de ser. Aparece el engaño, la falacia y las malas intenciones. Descubrir una buena mano es un abanico de confesiones, una relación narrativa entre todos los jugadores que se han marchado de la partida.

Estás solo. Ayer fue, hoy es ahora y mañana será. He pedido al pájaro azul que baraje los naipes. Con el pico hace una exhibición de mansedumbre, pero lo hace muy rápido. Las cartas apenas se observan.

Somos presente y vamos al futuro, los recuerdos siguen siendo presente, eternamente. Es la libertad. Quien acude al barroco nunca pone las cartas sobre la mesa, las esconde en su esperanza.

La alergia me destroza. El pasado es deseo, simple impulso. El error de sentirnos nosotros en la propia experiencia.

No negamos la memoria reconociendo la ausencia de pasado, la engrandecemos, la hacemos más presente, más personal y exacta. La simetría de tus ojos hace que vuelva la alergia. El pájaro ha terminado pero ha exigido cartas nuevas, esta partida requiere edge.

Discúlpame, la alergia no es culpable de las impertinencias que te digo.

 

lunes, 9 de abril de 2012

De musas y sirenas


LOS días transcurren con el poema al pasado. No me convence nadie, ni nada, ni sabiendo que ayer nunca existió, aquello es imposible y mañana, mañana ya es hoy. Sin lo que fue es imposible que acontezca el presente, ni el futuro. No dejamos de ser pues no hemos sido.

Cuando pienso en las Musas aparecen las sirenas de la Odisea de Homero. Eran la música, el canto, el engaño, aquello que nos dirige hacia las desviaciones. Si son la exaltación o la canción melódica, llega la ausencia de verdad, lo que deshace cuanto has realizado.

Somos Orfeo, encendemos las velas y abrimos las ventanas para que entren los pájaros. Las Musas eran putas, debían ser adoradas y viven, como Plutarco, de todos los recuerdos.

Música, poesía y canto. Solón las admiraba para la buena vida. Y esta vida es terrible, el castigo del mar, del cielo y de la tierra. ¿Escribir? Un maleficio ingrato.

Las encinas florecen. Hay hormigas en todo lo que cae y en todo lo que habita. Un nido ha resbalado. Los pobres pequeñines hacen un ruido en su muerte que recuerda a las Musas.

El mirlo que escarbaba ahora está en el hogar de la chimenea, acabó en el tiro y no supo salir. En su lenguaje mágico dignificó un lamento, un canto hacia su propio fin.

Hoy piso arañas. Quedan las manchas en las losas del porche. Urania, Clío, Talía, Euterpe, Melpómene, Calíope, Polimnia… Ahora solo sois deshonra, arañas de la hierba, del bosque y de la casa.

He tomado el nido entre las manos. Había caído en las glicinias. Reconstruyo su esencia y lo subo a la encina, aquella que tiene forma de persona. Su madre no para de revolotear. Lleva un gusano en el pico y restos de arañas, de Musas que ahora alimentan a los pájaros. La música, la poesía y el canto acabarán en el estómago sin digerir.

 

domingo, 8 de abril de 2012

Aliento cálido


EN Fábula se indica que la inspiración no existe. Ese aliento cálido al que aludían Diógenes o Ario Dídimo (en boca de Cleantes). Solo se obra correctamente por la naturaleza, es ella quien otorga, quien determina. ¿Inspiración? La mayor falsedad entre las falsedades. La naturaleza acerca a la virtud, a las obras correctas, a la poesía del centro.

Cuanto adquieras desde lejos será prescindible, y la inspiración es un hecho aislado, algo que viene, se marcha y nunca nos conoce. ¿Te imaginas cuanto te guardo dentro? El mirlo se ha puesto a rebuscar en la grama, a comer los gusanos e insectos que aparecen y desaparecen, como la inspiración.

Las ranas y los sapos comienzan su sinfonía en el estanque. La música del odio, la desesperación. La verdad entre el cielo, la nube o el pájaro celoso.

La respiración en la poesía es más virtual que la propia inspiración, y menos que la naturaleza. Se nos ha sostenido con mentiras, con posibilidades. Y resulta que lo posible es hueco y lo real discreto. Las cartas por marcar son solamente dos, el presente y el día de mañana. Nunca existe el pasado, el origen del aire, ni la sombra del viento.

Todo lo que uno sabe está en estado de provisionalidad, pero no es relativo, es susceptible de una mayor profundización, y eso sí que es relativo.

Es lunes, dos de junio de mil novecientos ochenta y seis. Amanece nublado. Unos cúmulos ciertos preguntan por los pájaros. Hace calor. Comienza a hacerse tarde y no hace frío. Lo compuesto es un cuerpo físico, como las estrofas que enseñas en noches de verano, como la inspiración figurada y redimida por los farsantes.

Concuerda la frase final, la apología. Fábula es un paradigma, una analogía. El método, la norma, la explicación de cuanto se hace y se realiza, la creación de las formas poéticas, la verdad sobre la razón de la palabra. La única.

Procuramos razones y encontramos acciones, reacciones, dificultades y frío. Es dos de junio, escribo, leo, amo. Sin inspiración, con constancia, junto a la naturaleza, sentado sobre ella, respirando sus márgenes, observando los cuerpos celestes, contemplando la tierra, los árboles, las nubes y los pájaros. ¿Hay mayor inspiración que la propia naturaleza?

El mirlo me ha mirado. Agacha la cabeza y busca su alimento, aquello que se otorga con la naturaleza.

sábado, 7 de abril de 2012

La gran semejanza


¿HAY aspectos tan diferentes en la poesía de Parra y en la de Leopardi? ¿Y en la de Colinas y Pound? Distantes cruces y horizontes, caminos dispares, pero gran semejanza. Aparece el pájaro, es la analogía. La esencia. La razón de la palabra es idéntica en todas esas poéticas, en el fin último que adquieren los grandes en la contemplación. Se ha posado el pájaro encima de hombro, dice que tiene hambre. Le doy un atributo que le acerque a la gran semejanza.

Ha llegado otro pájaro, dice que es la apología, el correcto discurso, la alabanza del miedo. Analogía y apología se fusionan en los grandes poemas, en los grandes poetas. Son aves. Aves bellas. Es la gran semejanza, lo que adquieren las obras escritas en el centro del bosque.

Tiene celos la nube. Llora. Los pájaros no pueden vivir sin las nubes. Sin la enseñanza que debemos aplicarnos a partir de la experiencia ajena. La nube es el paradigma.

Don Nicanor ha pintado tres cruces en la dedicatoria de su libro. Tres cruces muy grandes. Ellas señalan al centro mismo. Le digo que las cruces tienen proporciones naturales, como la nube o el pájaro. No son metáforas, la evidencia por encima de las inclinaciones. Es la ausencia de las desviaciones.

En la razón de la palabra encontramos la gran semejanza, las proporciones naturales. Al pájaro y a la nube.

La gran semejanza es el único camino a la justicia poética, a la razón de la palabra auténtica, a la belleza de las proporciones naturales.
 
† † † 

viernes, 6 de abril de 2012

Con Paolo Ruffilli en la Universidad de Sevilla


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La nube y el pájaro


FÁBULA determina lo que el hombre no acaba construyendo. La poesía de Platón, las escapadas de Leopardi o las noches de Rilke en el castillo de Duino. Se considera preciso lo que suele ser equivocado, así la poesía requiere de una extrema lentitud. La creación debe ser pausada, largo, como en una composición musical.

Música y poesía. Poesía y música. La alteración de la filosofía y la propia vida. De manera tardía releo la Teoría de las inclinaciones. En sus páginas se encierran los secretos guardados de una vida. Lo que comenzó en Roma, en 1983, la foto de Nacho, el temblor que provocaba la lectura de unos versos primerizos y la vergüenza. Mucha turbación y encogimiento.

Ahora me encuentro vacío. Contenido, fondo, forma. Acompañan las lecturas de siempre, los autores de antaño siguen siendo los mismos. No dejo de realizar los atrevimientos que acercan a las nuevas lecturas, a los autores más jóvenes. No encuentro nada, no descubro la determinación de Platón, de Leopardi o de Rilke. Sigo leyendo.

Pausadamente leo, como el propio alimento del honor, lo que subsiste y se fomenta. Lectura en lentitud, creación en lentitud, vida a cámara lenta. Cada día valoro más cada uno de los pasos que doy por las aceras, evitando las llagas de las losas, lo barroco y rebuscado de las insinuaciones, la vida ajena.

Una nube y un pájaro me hacen compañía. La nube se llama paradigma y el pájaro analogía.

 

jueves, 5 de abril de 2012

Para no decirte adiós


AUNQUE la mayoría de los textos que configuran Fábula están escritos entre los años ochenta y los noventa, no puedo negar que la muerte de mi madre ha provocado un trastorno visceral y equidistante. Lo ha desconfigurado todo.

No me reprimo, no puedo hacerlo. Leo a Platón, a Leopardi, a Hölderlin, a Rilke. A Novalis lo dejo para las discusiones. Las mismas que mantenemos don Nicanor y un pobre aprendiz de la nostalgia.

Abrazo a Manu, a Jorge le recrimino sus actitudes palaciegas (él sabrá) y a Natalia le digo que en la tele está muy guapa. Simplemente eso. Madrid en primavera es un ardor incierto y primitivo. ¡Qué maravilla!

Llevo toda la vida llamando a mi madre por la noche, en la naturaleza. Y la naturaleza me dice que el teléfono no existe y que en la casa que habitaba ahora viven las sombras. ¡Qué descarado! Un misterio que nunca resolveré y una gota en el vaso que rebosa. Los primitivos flamencos. Los aduladores. Los inciertos.

Respiro humo y polución. Viajo con mi maleta de colores (el regalo de María) hasta el hotel que está cerca de Atocha. Una argentina muy bella me hace el check  out. Ya no tiemblo, desespero.

Me piden poemas y respondo que no tengo, que el poeta no fabrica, crea. Lo hago con pasión, con desencanto, con desconcierto. Hablo conmigo mismo de los muertos y a los vivos los dejo para mañana. Se hace tarde y tengo frío. El mismo frío que tenía mi madre el día de su muerte. La tapé con la colcha, con aquella colcha blanca que indicaba servicio andaluz de salud.

Tembló mientras negaba. Con su rostro asentía, desesperaba. Llegaba su hora y lo sabía. Nunca aprendió a soñar. Es muy tarde y hace frío. ¡Has destrozado mi vida y lo sabes!

 

miércoles, 4 de abril de 2012

Se está haciendo tarde (nueva versión corregida y aumentada)





Naturata


ME he sentado en la hierba a leer a Leopardi. No hay escrito menor del conde Taldegardo. Su obra es infinita. La naturata oscura y verdadera se acerca a la naturaleza que todos deseamos. Pero para él su obra era menor, sin importancia. Solo aciertan los grandes, los bienaventurados. Los que asumen con fuego a su propio infinito.

Madre en el parto, en el querer madrastra. Consuelos y piedades. Es el Romanticismo, la clave de la poesía, la continuación de Platón y de los presocráticos. Es el Romanticismo.

El dolor de cabeza se necesita para crear, para leer, para vivir. Sin él estarás muerto. Leopardi se miraba y observaba el fracaso, la agonía permanente. Nunca reconoció a su propio infinito que buscó como Novalis. Encontraron cosas, razones, sentimientos, hallaron a la naturaleza, la madre de las madres.

Me he sentado en la hierba a escuchar como habla, en diferentes lenguas, está a mi lado, pálido, triste, da impresión de menor pero es un grande. El físico engaña, como lo hacen las moscas.

Dan dolor de cabeza




DON Nicanor me envía, dedicado de su puño y letra, una edición de Poemas y antipoemas. “Queda pendiente la dedicatoria”, indica. Pronto estaré a su lado. Abel me regala la segunda edición de Poemas y antipoemas (Nascimento, Santiago de Chile, 1956). El libro de la primera edición de 1954 lo he comprado. No tiene precio. Magnífico estado de conservación.

De Leopardi prefiero sus verdades. Por ejemplo, sus escritos menores. Como en Hölderlin. De los escritos mayúsculos, sin dedicatorias pendientes, se aprende de la vulgaridad, del estilo desenfadado y de las costumbres para otros impropias.

La armonía está presente en las reuniones sociales, en los ecos de familia y en la propia mansedumbre. Quien hubiera mantenido relaciones extremas ajenas a su estado social, figurarán en pleno desencanto, lejos del desconcierto, de la realidad.

Platón lo dice claro: quien habitara entonces en las sombras no dispondrá de armonía ni de criterio.

Don Nicanor ha dibujado tres cruces. Las mismas que se observan en el Nascimento. Lo indecible es la falsa imagen del misterio. La auténtica razón, la diferencia. Lo que pudo haber sido, la realidad del otro. Viene la libertad con sus lamentos y lo observa todo. De Leopardi sus escritos menores. De Hölderlin su ambigüedad. Del vaso con hielo y wiskhy, el olor de las velas.

Lloro con piedad y es la cierta ignorancia, la misma realidad y diferente argumento. Dice don Nicanor que el hombre, como el sapo, salta con las mentiras. Y debe ser así. No saltar implicaría que lo falso es real y la verdad misterio.

“Queda pendiente la dedicatoria”. El hermano de España desea, ardientemente, estrechar en los brazos un aire y una lágrima. Quema la lágrima, la presencia es ausencia. Pero, no olvides, de Leopardi, los escritos menores. Los mayores dan dolor de cabeza.

martes, 3 de abril de 2012

La carencia


DOY vueltas en torno a la verdad y me habitan las sombras. Odio a los injustos, admiro la carencia. Llueve y hace frío. El tacto es presente y es futuro. El tacto, como el tono, nunca será pasado.

lunes, 2 de abril de 2012

El laberinto de la tormenta


LA oscuridad de Parménides es la propia claridad del poema. Es la necesidad, la naturaleza como historia crítica. Tengo escritos unos números en un cuaderno marrón. La portada de ese cuaderno indica LVA en mayúsculas. Son las claves para entender La vida alrededor como la primera obra de Fábula.

Es la duda del Teeteto de Platón. La alegoría.

En este tiempo anochece antes. Las tardes son más frías y las nubes pasan más deprisa. La visita es efímera. En el Critias entendemos que hablar de los poetas es muy difícil.

He llamado a un joven poeta, inédito. Mandó hace unas semanas un libro que he leído. Llevo retraso pero son muchos los que diariamente envían. Lo he leído y me atrae, me gusta, me aprisiona. El joven autor posee ese poco de ti que va contigo. Tiene oficio.

La conversación ha sido corta. Me interesa publicarlo. No hay oscuridad en sus versos. Es la necesidad de Parménides en la naturaleza. No hay poema opaco ni están escritos en hexámetros.

Miro a la mesa y hay tres velas encendidas. Llevan toda la tarde ardiendo. El fuego es el espejo de la verdad y el misterio. La naturaleza de la confusión libre, el laberinto de la tormenta. Me acerco al comedor y soplo a las velas. Se apagan con el humo. El olor a cera aromática es intenso. Apenas huele a tabaco.

Con las manos agarro los cristales que soportan la cera. Arden. El calor es necesidad, es naturaleza. El joven poeta no pide nada a cambio, sus versos son buenos. Siempre se aprende de lo ajeno. Arrojo a la papelera los folios de un intento fallido. Vuelvo a leer los versos del joven poeta.

En la naturaleza la oscuridad es el misterio que nadie reconoce. El argumento que alguien intentó culminar. La verdad y sus sombras. La claridad del poema de Parménides. La analogía de JRJ. Los objetos estables, tus versos, los poemas. El valor de la razón de la palabra.

domingo, 1 de abril de 2012

Colegio Santo Ángel de Puerto Real (1969)




Puerto Real 1967


PARA los presocráticos la búsqueda era el origen de lo que podía haber sido. He tardado muchos años en encontrar la foto de la tía Juana en su patio vegetal de Marqués de Comillas, en Puerto Real.

Tras el reciente fallecimiento de mi madre y los desagradables momentos que uno debe aliviar con los recuerdos apareció una foto. De 1967. Con la tía Juana en su patio. Unas semanas antes de la boda que tanto me aprisiona.

Encontré a la tía Juana muchos años después en un autobús de línea. Ya había fallecido. Hablé con ella largamente, tal vez intentaba que recordara algo de nuestra historia, pero nada. Era Juana pero no era Juana.

Es el confuso laberinto de la verdad y su honra. Se hace tarde y llega el frío. Me pierden los recuerdos, será la edad, será el misterio. Es la histeriagrafía.

Ahora busco la foto de hizo José Antonio, el restaurador de imágenes sagradas, en la azotea de Moguer. El patio de 1967 y la azotea de Moguer son los ángeles negros que visitan mi sombra todos los días.

Noviembre de 1966. Cumplía dos años.


Año 1967. Con la tía Juana en el patio de Marqués de Comillas (Puerto Real), semanas antes de la boda.