sábado, 31 de marzo de 2012

La verdad y el sentido


SOMOS la transferencia del alma de los pájaros en nuestro entendimiento. No hay limitaciones mientras exista lo justo y busquemos la armonía. Cuanto nos aparte de ello debilitará el caudal de creación y aparecerán las rocas que impiden el fluir y el recuerdo.

Somos la mansedumbre, un puñado de huesos hacinados sobre la piel del mundo. Y así pasan las horas, entre los libros de Leopardi, de Rilke, Pound o Eliot, y las hormigas, las nubes, los árboles y los pájaros.

Si pudiera morir y estar vivo otra vez para contarlo vendrían los hemisferios, los trópicos, la sombra de la tía Juana en el patio vegetal de Marqués de Comillas y las llagas levantadas del suelo de la azotea de Moguer.

Hay un poeta italiano que inunda la cabeza, nació en Florencia y dice llamarse Dante. Nunca estuvo en el infierno, ni en el paraíso. Viajó hasta Rávena, involuntariamente, para morir. Y su muerte fue vida por los siglos de los siglos.

Somos la transferencia. La verdad y el sentido, la razón de la palabra que nos hace nosotros. Que nos hace morir.

 

viernes, 30 de marzo de 2012

Pura palabra


UNA vez un pájaro muy generoso recogía insectos de la hierba y los repartía entre todas las aves cercanas. Es noble quien es comprensible, quien contempla. La soledad gozosa determinas, la más pura de cuantas soledades en silencio se requieren. La actividad del pensamiento y la palabra. La actividad de los sentidos se engrandece en soledad. ¿Hacen falta los seres, otras compañías, acaso el alimento?

Los asuntos de los hombres no interesan. Los guardianes del silencio hacen de camaradas, susurran en voz baja, sin gesticulación, el triunfo de la persistencia.

Se está muriendo el pájaro. Apenas ve y reparte los gozos a sus enemigos. Éstos intentan aprovechar un súbito descuido para destruir las tendencias con deficiencias. El relato no será la inmortalidad del pájaro.

Se condena a la muerte con forma de figura. Hoy mi muerte es un pájaro. Un ave de cristal, una presencia. Aquiles en Tesalia. Sócrates en Atenas. El pájaro es el modelo divino de la razón de la palabra, el término retórica en su unidad.

Suenan las sinfonías, el lenguaje articulado, lo posible y lo probable. Hay una sombra de un pájaro que reparte versos, el logos, la razón de la palabra.

Mientras paseábamos por Barcelona los pájaros se ocultaban entre los muchos árboles de la ciudad condal. Confundimos el cincuenta con el veinte como en libre de la tormenta. Amo a los sencillos, aquellos que discurren en la armonía más plena, los que saben sentarse desde su interior, los sinceros, los legítimos, los persistentes, los humanos.

Este tiempo que corre no es el mío. En la naturaleza la reflexión será pura palabra. La soledad y el silencio.

 

jueves, 29 de marzo de 2012

La forma y el tiempo


EN el todo ordenado se recoge cuanto existe. La armonía prevalece, el tono representa. Ayer, mientras hablaba con Luis, pregunté por los orígenes del alma, si el poeta está dotado de inteligencia exterior. Y Luis, con voz de ángel participativo, indicó: “La naturaleza es exterior y a ella hay que mirar”.

Todo comienza en sí mismo y en él se representa. Nada hay fuera de la naturaleza. Disfruto escuchando a los poetas celestes, aquellos que atestiguan, los que saben entregar lo que ellos no tienen. Hoy día en la vida aparecen los poetas expresivos, los que dicen y dicen pero no saben crear. No podemos confundir la creación con la manifestación, la ausencia de sentidos. Todos necesitamos de la palabra, del habla, de la música, pero apenas nadie crea, construye, supervisa.

Decir que su escritura es poesía es falacia. La escritura es palabra, la palabra que no llega a los símbolos. La razón de la palabra es poesía, pero nunca aparece si no observas ni contemplas el exterior.

Luis vuelve a asomarse a la azotea. Le espera Juan Ramón. Las nubes asoman su organismo entre las dos cabezas. Eso es la inteligencia. La poesía no se humaniza en el diálogo, la poesía crece con la naturaleza. Sin la contemplación lo bueno es malo, lo extenso limitado, lo puro caligráfico.

Dice Zenón que en el diálogo comienza lo general. No busco esa palabra, amo lo particular, lo de todos los días, lo exterior y preciso. Aquello que viaja hasta el centro del parque, lo que pierde las sombras dentro del laberinto. En esta permanencia hay que cambiar de vida, contemplando a los ángeles disfruté quince años. Los ángeles eran plantas, nubes, árboles, pájaros. Los insectos de turno eran ángeles muertos, los llamaba escritores. A aquellos que mentían a las hormigas los pisaba con ansia. Repetía en voz muy alta sus nombres. El rabilargo volvía el cuello hacia la armonía. Ahora todo prevalece.

Don Nicanor repite, palabra por palabra, el capítulo VI de El Quijote. Una banda sonora de Gardel es la imagen y es el elemento. Le invito a la azotea. Dice que hay mucha gente. Intento convencerlo. ¿Juan Ramón, Luis y tu hermano de España son la abundancia? No responde.

En la inmortalidad de Sócrates nace la razón de la palabra. En el diálogo filológico. En el cuadro de David. En el número de términos. En lo incompatible y limitado. En la forma y en el tiempo.

Naturam expellas furca tamen usque recurret.

miércoles, 28 de marzo de 2012

La permanencia


LO manso es lo inmanente, lo necesario y justo. Es la permanencia. Heráclito, Aristóteles, Platón. La poesía determina el valor del conocimiento, la realidad sincera, lo hermoso y lo feo. Ser fiel a los principios, honesto y respetable, entender a los versos con un amor tan amplio como a la propia vida. Y así descansarás en paz, en la contemplación, en la materia básica.

Hay poetas que emiten una energía distinta, diferente. Son los poetas diabólicos, aquellos que no miran tampoco permanecen. Otros poetas resultan bastante empalagosos, juegan a ser azúcar y acaban como mueren: con la sonrisa dulce sin haber escrito nada que merezca la pena. Los poetas globos engordan con sus propias palabras, los yomímeconmigo, los de siempre. Los que expresan pero no construyen ni crean.

Hay muy pocos poetas que viven en permanencia. Son los que escarban en la tierra, los que buscan las raíces en vez de alimentarse de los frutos carnosos que cuelgan de las ramas. Y los frutos se secan, se pudren, acaban de alimento de los pájaros.

En la naturaleza se concentra la vida, permanece la esencia, se conjugan los verbos. En la naturaleza la razón de la palabra deja de ser poética para volverse la misma permanencia.

El libro, la obra, la creación, son objetos de culto. Las prisas, la impaciencia, la angustia, son motivos de rabia. Debemos educar con la mirada, la presencia sincera de ser la consecuencia. Silencio y soledad, olvida lo barroco pues lo barroco es sucio, no es manso, ni acaso permanente.

No hay dos cielos iguales. El azul de los cuerpos carnales no posee alma, ni poesía, ni sensibilidad. Dentro del laberinto, en el centro del bosque, permaneceremos sentados en la contemplación. Observamos las nubes, los árboles, los pájaros, la misma mosca blanca que destruye la vida. Buscando lo infinito se halla la permanencia.

lunes, 26 de marzo de 2012

Materia básica


PLATÓN amaba el olivo, la ciudad. Yo deseo el mar y las encinas. El acebuche es cercano al olivo y convive con las encinas. Platón también decía que el bien y el sol eran analogía. No subo las persianas, amo la oscuridad, llevo gafas de sol a todas horas, frecuento lugares de descensos.

Para vivir hay que bajar, hay que quedarse abajo. Subir es engañoso. Como si intentaras fusionar la música con la poesía y dijeras a la armonía que no tiene cabida. Hay un sueño violento que concede la forma, la unidad. Es un sueño que representa los estados del conocimiento.

En el centro del bosque no hay olivos, puede que observemos encinas. Las ramas de los grandes árboles no dejan que entren los rayos del sol. Las sombras predominan. En el centro del bosque huele a mar encendido. Es un fusionamiento de presencias. Un título, un subtítulo y un testimonio. La música y la literatura existen porque son, y son la misma cosa. El arte de las artes, el relato místico musicado.

Vuela el azor de cola cenicienta. Los girasoles empiezan a crecer y las encinas florecen. Los brotes de los árboles caducos van naciendo. Hay moscas, hormigas, bichos. Hay música en el bosque.

Una ola muy grande ha llegado hasta el centro del bosque. La llaman materia básica, entidad, verso, mirada o religión. Esa ola es el cuidado de nuestra propia muerte, la confianza, el acebuche.

La poesía es el único objeto estable que permanece en movimiento, semejante a las formas, es la histeriagrafía.
 

domingo, 25 de marzo de 2012

Es la representación


LA representación es el arte de crear. Diferentes diálogos platónicos exponen esta tesis (República, Sofista, Leyes). Pero la representación no debe ser retórica. Persuadir, conmover, agradar. Símbolos, argumentos, estructuras. La poesía es representación. Los desvíos se encubren en la retórica y engañan.

No hay un Protágoras ni un Gorgias, tampoco hay humanismo. La poesía se hizo discurso y dejó de convencernos. Aquello que contiene amor será justicia, permanecerá útil. Con el acercamiento accedemos, solo llegamos, queda el trayecto último: la permanencia en el centro del bosque.

Tengo mucho miedo del poeta social, del poeta feo, ese que enseña en la universidad. Es una lacra humana, perseverante y diferente. ¡Cuánto frío hace en Granada! El testamento permaneció inalterado por culpa del acercamiento, de la representación.

Dicen los dignos y los potenciales que la probabilidad es primera y es segunda. Tiene valor contrario, posee sentido trascendente. Y es la razón de la palabra, sin ambigüedad ni estrofas. En poesía, todo lo heredable será representado, aunque apenas una mínima parte sea contrastada.

Llevo todo el día cortando la flor de la lavanda. Las manos huelen a terciopelo y la piel a cianuro. ¡Si viviera Parménides! ¡Si pudiera elegir entre imitar y ser!

El ruido que emite la colilla cuando se apaga en el agua es representación. El leve humo retórica. Es la energía natural, la flor de siempre, las presencias indecibles. La representación.

Volvemos a casa. Abel está feliz por este testamento. Asegura ironía, no aplica el verso. Es la forma fugaz, el terciopelo. Hoy todas las derrotas se dirigen a la mayor soledad.

(Día de elecciones. Si votamos debemos quemar nuestros papeles. Introducir en la urna el voto ardiendo. Y hacer desaparecer los resultados. Hoy es día de elecciones. Que mueran los políticos por el amor al arte. Pero que mueran todos. La derecha y la izquierda falsean los contenidos).
 

sábado, 24 de marzo de 2012

El acercamiento


LO legal siempre será justo. Lo dijo Sócrates a Hipias. Una tarde de abril en primavera. Platón en el Critón defiende la necesidad de acercamiento. Es la vulgaridad, las mentiras confusas, lo que pudo haber sido de Eliot en los pronombres, lo que será sin duda.

Lo zetético dispone de realidad y de ocio. Y surge la poesía. No hay criterios sin apología, ni síntomas sin versos. ¿Tienes miedo a morir en otra tierra? Lo dijo el filósofo, es la conveniencia. Quien pudiera morir y estar vivo otra vez para contarlo, y convertirse entonces en síntoma, artefacto, artilugio o cualquier proyecto invertebrado de don Nicanor.

Un perro muy vehemente se ha acercado hasta el porche. La película de los hechos dispone de realidad y de mentira. Leía a Colinas y a Leopardi. Comparaba los versos en Italia y en Roma y una bella mujer oscurecía la atención. En la casa de Rilke la viuda enseñó hasta los diez mandamientos.

Venecia en primavera es la dulce nostalgia de los atareados. Si buscas la verdad lo justo es lo injusto. Dice C. que vendrá en mayo. Nath reconoce que en Madrid se vive mejor que en México. Jorge sigue buscando el frío, el tiempo y la envidias.

Quema la vida. La sal que le has quitado a las respuestas retóricas no es filología. ¿Dónde radica la verdad? Un poeta muy malo me acojona. Dice que da clases en la universidad de los saberes y no conoce acaso ni el humo del tabaco que fuma. ¿Eso enseña a los jóvenes? ¿Los dispone o contrapone?

Estoy vacío por los acercamientos. Muy hueco. Si te tomas a broma la fortuna ejecutarás las acciones coloquiales, los epigramas, la justicia de lo legal, lo justo.

Platón se ha dejado caer por la escalera. La plenitud es acercamiento, satisfacción. No se elimina el mal en la poesía, también lo dijo Platón. Se desgrana, se anulan los desvíos. La razón de la palabra es justa y es legal. Es el acercamiento.

viernes, 23 de marzo de 2012

Revista TURIA (número 101-102)


En el número doble (101-102) de la revista TURIA aparece este poema inédito.



1967 (La Boda)


He perdido el anillo,
el aro de metal,
la joya de la vida.

Lo he perdido en el parque,
en el centro del parque
y no lo encuentra nadie.

Tengo a todos los pájaros buscándome el adorno.
Algunos ya de vuelta me dicen que se marchan.
Junto a la fuente mágica que chorrea palabras
una estrella refleja lo justo y necesario.

No aparece el anillo.
Debo vivir sin él.
He lavado las manos,
he sacudido el agua en las plumas de aves
que nunca me abandonan.

Quiero ser como todos
y no tengo la fórmula.
En la azotea las sombras
reclaman el secreto.

Los ángeles en casa encontraron la luz.


EL rostro del poeta determina, la realidad condiciona.

jueves, 22 de marzo de 2012

Credibilidad


LA norma central de la poesía debe ser respetada, no depende de la valoración propia, se fundamenta en las habilidades.

Nada es sistemático, todo es razonable. Los cambios naturales son regulares y están equilibrados. Acaban reflejándose en los versos propios. Para que un poema se convierta en ineficaz la relación del alma del poeta con la naturaleza debe permanecer extinta.

Mientras los poemas figuren separados por contrarios renace la pluralidad. Es la norma central, el desconcierto, lo coherente y determinable.

Roma en mayo tiene un intenso olor a sentencias. Por la ventana de Namastè, en la Via San Quintino, la visión afirmaba lo vehemente y lo vivo. Dormía con la unidad, en un pequeño hostal constitutivo. Los familiares de mis conocidos acudían con helados, barquillos y vino tinto intenso, con olor a sentencias.

Era complejo sobrepasar a los ejemplos, tensar la cuerda del arco cada mañana mientras recorría la distancia al aseo (una planta más abajo). Repetía lo opuesto en cada madrugada. Lo opuesto y lo contrario. Y así, una tarde expresada y con dominación, pude ver la norma. No cambié la razón, le añadí la palabra. La unidad fue equilibrio, el ritmo tono, el tono ritmo y tus ojos, oh tus ojos. Fueron una batalla, un flujo, una estación. Eran la credibilidad.

Hoy me han dado noticia de tu muerte y el temblor de estas piernas se sostiene en la silla que recuerda tu nombre.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Aberturas y resquicios


HAY que ver las descripciones que hacen los poetas de hoy. Como si Homero deseara engañar a los dioses para hacerlos dormir o, en su defecto, para dormirlos. Roma en los años ochenta separa el cielo de la tierra. Es la época intermedia, vendrán tiempos mejores, repito a Susana a las puertas de la Via Vercelli.

La diferencia que existe en el caos y los opuestos provoca actividad, genera un estado de Teogonía donde el sustantivo significa abertura y el predicado resquicio.

No puedo escuchar testimonios. Nacho se ha perdido mientras hacía fotos de ángeles y el primer verso, ese de Motivos, surgió del resquicio que existe entre el cielo y la tierra. Hay versiones distintas, diferentes. No hay lógica en la duda.

Hoy la fuente se ha cubierto de nubes. El cielo está turbado y la lluvia habla de dos variantes: el ritmo y el tono. Puede observarse, no obstante, que la producción del poeta es proporcional al número de aberturas y resquicios, es su religión, debe ser su mantra.

A veces siento ese estado implícito que atribuimos a la descripción. El carácter otorga. Di un beso a mi madre antes de su muerte, otro entregué a mi padre y ahora, cuando quiero llamar, no existe ningún número.

La Via Vercelli comienza en la Piazza del Rei di Roma y culmina en la Via Tuscolana. Cerca de allí se encuentra el restaurante Yaba. Las mejores pizzas las tomé en ese establecimiento, entre folios repletos de poemas antiguos y ojos de mujeres que observaban la verdad y el misterio.

Una romana bella, con pechos de aberturas y resquicios, se sentó a mi lado y pidió que recitara a Dante. Descubrí en su canal, el cauce artificial, la razón de la palabra. La lengua en paralelismo y el tono de la repetición. Solía poner el ritmo en las caricias. Pero mejor es no pensar, mejor es no pensar. Imaginar y recordar se superponen y confunden.

martes, 20 de marzo de 2012

La justa percepción


QUE la duda es agravio es una afirmación sorprendente y razonable, pero la eterna duda es como lo justo y lo injusto en Arquelao, su existencia se demuestra por convención, no por naturaleza. De ahí que nos cansemos de la vacilación, de las propias modificaciones y de las correcciones. Son necesarias, es evidente, pero también son cansinas. El mundo posee masas, al igual que en la poesía existen los diferentes registros.

He iniciado el movimiento de la quietud. Se postula el principio en el tono y el ritmo. La poesía debe dejar la especulación y convertirse en seguridad, en progreso. El trabajo no debe confundirse con las modificaciones. La proporción es nuestra deficiencia. La justa percepción.

De las encinas ya no caen bellotas, el viento azota algunas ramas y las hojas secas inundan el porche. Han vuelto todos los pájaros. La tierra gira en su tendencia habitual y vuelvo a sacar los libros de Parra y de Claudio, de Pablo, de Antonio.

He puesto rumbo al centro, el único posible, a la revolución del movimiento. Debo estar seguro en este espacio geométrico, es la unidad, sin variedad ni roces. Los principios generales de la poesía procuran la solución perfecta: el centro es rotación, nunca es duda.

Existen, en otra forma, beneficios que desatan argumentos, ejes centrales que engañan, es la indeterminación. Pero el opuesto ordena: todas las cosas que han llegado a la existencia deben ser únicas, vivir de la razón de la palabra, con la razón de la palabra, para la razón de la palabra. Vuelve la justa percepción, la única consideración.

Mientras miro tus ojos se consume la vela. El color de la llama se percibe en tu rostro. Es legítimo amarte, este tiempo que corre no es el mío. Es la significación, la percepción más justa. Nada puede llevarnos a la duda.
 

lunes, 19 de marzo de 2012

Barcelona y Córdoba


El lunes 26 de marzo estaremos en Barcelona y el martes 27 de marzo en Córdoba.

Barcelona (Información AQUÍ).

Córdoba (Información AQUÍ).


Alas blancas


VIENE la mariposa con un vuelo intermedio. Me tumbo sobre el césped esperando que llegue a mi nariz y reinvente. Es la consideración, el argumento específico. Las alas blancas dificultan las fuentes del conocimiento. La argumentación posee numerosas razones, es el concepto. Parménides no destruyó el tiempo, lo hizo suyo, es la inhalación.

Mientras los poetas se alaban la cosmogonía tiembla. La primera unidad de la razón de la palabra comienza en el silencio y en la soledad. Para ser, para palpar la fuerza hay que seguir siendo el mismo: ser uno mismo siempre, acostumbrarse a ser y a no ser nada. Los días que tienes, breves y últimos, han de ser dispersados, como las alas de la mariposa que nunca acaban posándose en la nariz.

Somos pero no somos. Estamos y nunca estamos. La no poesía existe al igual que la poesía verdadera, la auténtica.  La no poesía es inmóvil, finita, es similar al vacío.

Hay un pasaje que escribí en Roma, ya perdido, que determina que la auténtica poesía niega el espacio, el tiempo y el vacío. Y lo que para el presocrático era la vía de la verdad para nosotros es la razón de la palabra. El arte que deduce todas las premisas, hasta la música.

Odio las conclusiones. No hay futuro pasado en la poesía verdadera, tan solo hay un instante que suele resultar infinito. Es el perpetuo presente, el cauce temporal de la razón de la palabra. Y en ese recorrido habitan los contrarios, ellos son los únicos que provocan el equilibrio. La destrucción que nos salva del abismo. La lasitud que Verlaine ha aceptado y mantiene. Vivir en un presente único hace desfallecer, agota nuestras fuerzas.

La mariposa no se omite, es un compendio de versos. Lo que puede escribirse en soledad y silencio, sin tiempo ni espacio, sin alabanzas ni halagos. Lo sensible es pensable. La verdad no es opinión, es razón de la palabra.

Me acerco a recoger una lechuga, unas hojas de acelgas, una coliflor y varias zanahorias. Las extraigo con cuidado, removiendo la tierra y ensuciando las manos. Ha sido un instante, la misma duración del crecimiento de otras verduras.

La mariposa de alas blancas se ha acercado a la fortuna. Se arruga en la flor de la calabaza.

domingo, 18 de marzo de 2012

A batallas de amor, campo de pluma


UN poema de Verlaine lleva una cita de las Soledades de Góngora. Un verso que inspiró a Caballero Bonald aunque no logró llegar a la lasitud. El poeta de Metz, en cambio, con suavidad, con mucha suavidad y un poco de calma lloró acompañado de la amada hasta el alba.

Es el dulce abandono, el beso prolongado, la frente con la frente, la mano con la mano. Y el amor por encima de las causas doradas, aunque mienta.

Llevo toda la tarde recomponiendo los trozos del cenicero. Es una batalla inmensa, sin amor nada se repara, ni los poemas de Verlaine, ni los bailes sagrados, ni la palabra pura que surge y no perdona.

Es un dolor infinito el que tributan como homenaje póstumo, es la cordura. Mis grandes dedos se llenan de pegamento y cada una de las partes del cenicero construye un soneto, es el romanticismo. Yo creo en el lenguaje de los pájaros, en el de las flores, en el de las nubes. El consuelo es razón y es palabra. El alivio es gozo, es misericordia y, en el centro del bosque, buscaremos el recuerdo, el firmamento que edifica la razón de la palabra. ¿Crees en ello? Si es así llora. Yo comparto mi alma con los fantasmas invisibles, los pecadores, los que son espacio y tiempo. Con todos los que derraman lágrimas por las adversidades.

Hoy has vuelto a asomarte al balcón irlandés. He clavado mis ojos en tu frente y en tus manos. Ha sonado la música. Te ofrezco el corazón, el viento, esta vieja canción al borde de la gracia.

Decir que la poesía es el arte del mundo nos empuja despiertos a olvidarnos de todo.

sábado, 17 de marzo de 2012

Solo la destrucción nos salva del abismo


SOBRE el árbol de dios ha anidado una familia de verdecillos. Suenan sus cantos junto al porche mientras leía a Parra y a Platón.

La musicalidad me ha desvelado historias, hasta he dejado de preguntarme dónde están los poetas. En Sevilla no hay poetas, ninguno. Cómo iban a estar si no son.

Mi pregunta se hacía al mundo. ¿Inquietudes? No, verdades.  Incorporaciones. He cambiado de espacio el cenicero, estaba en la derecha y lo he puesto a la izquierda. Mientras unos sueñan con pertenecer (de pleno derecho) a una patética Academia de Buenas Letras y otros imitan a Menéndez Pelayo sin ser Menéndez ni Pelayo (esto es no tener ni puñetera idea), ¿dónde están los poetas?

He vuelto a cambiar el cenicero de lugar. Lo he arrojado al suelo y se ha roto. Solo la destrucción nos salva del abismo. No están porque no son.

Me han defraudado las memorias de P.S. ¿Qué edad tiene el poeta para hablar de la guerra y la posguerra? El entorno rural es como el cenicero, hay que recomponerse. Pero sus fragmentos esparcidos por el suelo pueden cortar. De fondo la música de los verdecillos. Por la ventana entra el temblor y la distancia.

Con la razón de la palabra y el cenicero hecho añicos puedo buscar un nombre. Llevo varios meses intentando comenzar un libro de poemas, hoy ha salido el título. Ya tiene nombre y apellidos. No hay versos. No hacen falta. No hay poetas, hay ceniceros.

Un paso de gigantes y la sombra de la vitrina que oculta algo la luz. Vuelvo a leer el capítulo VI de El Quijote. Es el centro, Parménides. Descubrirás la magia si escarbas en la tierra, si el filo de las uñas se mancha y oscurece.

Ahora llega la luz, el canto de unos verdecillos y las colillas por el suelo. ¿Dónde está el cenicero? Con los poetas que ni son ni aparecen. La ceniza literaria de Sevilla.

viernes, 16 de marzo de 2012

La razón de la palabra no es la razón poética


EL auto-escarabajo de don Nicanor lleva un verso en la puerta, un verso que es la vida. Es por ello que hay diferencias entre la razón poética y la razón de la palabra.

La razón poética es el enigmático lugar donde todo confluye, donde habita el olvido. En cambio la razón de la palabra es el libro de Heráclito, la única realidad, la conclusión de Parménides o la búsqueda de Platón de la suposición.

Veamos, hoy por ejemplo leía Jesús Aguado en Sevilla. No había un poeta en la sala. Solo sea por la curiosidad, el hermetismo del ambiente o la riqueza que proporciona escuchar al autor. Eso es la razón poética, la sinrazón.

Otro ejemplo. Luis García Montero levanta más dinero que Luis Alberto de Cuenca con historias políticas y culturales, y eso que Luis Alberto de Cuenca es mejor poeta e infinitamente más culto que el granadino. Otra burrada de la poesía.

En cambio la razón de la palabra no consiente estos hechos, se limita, virtuosamente, a los cambios de humor y desamor. Algo así como mezclar la poesía de Salvago con la de Juan Bonilla. El resultado será la lectura del mejor poemario de los siglos veinte y veintiuno.

Te he tumbado en la arena, al lado quedan las piedras y la hierba. La importancia de lo sostenido ya lo dijo Jenófanes. El conjunto del poema está claro, no hay nada más. El cálculo de los precedentes y la limitación. El reflejo de ser primera geometría, la oposición, los opuestos.

Ha dicho Jesús Aguado algo del fracaso y el fugitivo, me recordaba al desconcierto. Al final todo es fracaso, todo es desatino, desencanto. La razón poética.

Y así, sus palabras, su lectura con tono acompasado, dejaron entrever la razón de la palabra. El complejo coherente, la musicalidad. Mundos innumerables, autenticidad y fragmentos ciertos.

No hay proyecciones dudosas en la razón de la palabra, hay cosmogonía.

Hay llamada de Chile, mundos innumerables de nuevo. La predicción del verso, la conjetura. No hay casos aislados. Busquemos la razón de la palabra como Novalis buscó el infinito entre las cosas.


jueves, 15 de marzo de 2012

(don) Nicanor (Parra)


DECÍA ayer don Nicanor que en España tiene un hermano, pero le digo que no, tiene un hijo ignorante y miedoso.

En Las Cruces el verano es primavera y, a pesar de coger el escarabajo todavía, no atiende a descorchar la botella de cabernet souvignon pausadamente. Prepara su discurso de finales de abril del Cervantes (seguro que no acudirá –un poeta de más de ochenta años no debe tomar el avión-) y habla de Cervantes, solo de Cervantes, sonríe. Está lúcido como los grandes y feliz como los pequeños.

En el capítulo VI de El Quijote se dan muchas pistas, las mismas que don Nicanor ha sabido encontrar y desmenuzar. Un tango de Gardel y una sonrisa.

¡Qué le debo a la vida! Mundos innumerables, un aire y la paciencia. No obstante, por decir lo que debo decir, hay muy pocos poetas que participan de la autenticidad. Uno de ellos es don Nicanor. La estructura actual del mundo es una confusión de misterios y sombras. Ayer sin ir más lejos, mientras don Nicanor arrugaba la estirpe en las contemplaciones, dos policías franceses negaban a Pepe del Río en la embajada de Francia de Madrid por hacerme unas fotos. El obstáculo de la negación era una actividad, la propia conclusión. ¿Krono o Solón? Lo oscuro, el escritor satírico, lo afirmaban los griegos.

El espacio es una disciplina que se contiene en el tiempo. La conducción de un escarabajo y la razón de la palabra que llama desde Chile. En Las Cruces la primavera es llanto, es cosmología.

Suena a lo lejos un tango de Gardel, baila don Nicanor. El amor y la vida inmortal, ya lo decía Teofastro.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Madrid, 13 de marzo de 2012





© de la fotografía: José del Río Mons.


LA razón de la palabra determina la estructura del poema, retornará también a la naturaleza aquello que es constitutivo. La distancia, la esencia, la musicología. Todo el arte es un mundo matemático. Las ecuaciones de la vida son el pasaje del origen.

Me he fijado en la horquilla de tu pelo. El moño sobre la cabeza, el perfil de belleza indudable, los labios de superficie evidentes. Por un momento me enamoré del alma, de tus risas, de la sustancia que desprendía el aliento.

Es la limitación del corazón humano. Ya prefiero el moreno al rubio, la juventud a la madurez, los perfiles a los rostros de frente, los juegos de manos al calor de entretiempo.

Y viene Juan Ramón de modo claro, con el primer lugar de los primeros seres. Esa es la consecuencia, el preludio de hacer a los cuerpos celestes, afirmar que la distancia es vertical porque es principio, es atributo.

El vacío es importancia. La duda el reconocimiento. El miedo lo preciso. Hacer poesía es razón de la palabra. Planetas, estrellas, mundos. Bajo la forma clara el verso es equilibrio.

martes, 13 de marzo de 2012


LA distancia es el trayecto que recorres desde el centro hasta que arrojas toda la basura, los desvíos. Su mayor componente se denomina tiempo. Como si Plutarco descubriera en las citas de Parménides que la ironía es cierta y comprensible.

Eso es la pertenencia, lo probable, el movimiento eterno. Hay que acudir constantemente hacia la distancia. No puedes esperar que la condensación de las ideas supere lo que no es semejante. La reacción equilibrada, el movimiento continuo y los versos celestes, con humedad, con tierra.

La tierra es el sustento de la razón de la palabra. No hay nada incompatible en el proceso. Que la poesía es buena y deseable es homérico. Que nuestras formas básicas como el fuego, el aire, las nubes, el agua, se contienen en la tierra también.

A través de este cristal observo la distancia. Ofrece muchas dificultades. No deben importarnos los testimonios de los contemporáneos, ni las críticas que se realizan de manera específica, ni siquiera esas manifestaciones de cariño que engloban atributos, respeto o movimiento. La dificultad es el proceso de creación con llanto, en soledad y silencio. Sin tiempo, no hace falta. El tiempo es un componente vertical, posee un buen criterio pero viene sin prisas.

Vacío, sin poder vital, con la compañía de un dios que no me entiende, observo la distancia que es presencia. La razón de la palabra determina que la tierra es inteligente, grande y pequeña, infinita indivisibilidad, esencia cosmogónica.

Vienen los pájaros a verme y se posan sobre las encinas. De pronto miles de aves dejan ver sus argumentos. Citan poemas de memoria como elementos de la unidad. Sin la razón de la palabra la poesía sería imposible.

lunes, 12 de marzo de 2012


HAY que reconocerlo. Es dudoso asumirlo. Ni Abel ni Caín. Son Platón y Parménides. Es la claridad, lo evidente hace que nos acerquemos a ese centro del que tanto dudas. ¿Dudas de lo cierto? ¿Tienes miedo? Es la única verdad, la virtud del centro.

Dices que morirás sin conseguirlo, pero el hecho de reconocer la acepción es la más grata afirmación de que ya lo has logrado.

Aprendices sin aspiraciones, sin más verdad que la duda, pero lees y lo haces en lentitud.

Es el recuerdo, la rabia. Confrontas lo invertido y lo compuesto en la palabra tierra. Dejas correr el tiempo. Colinas, Rilke, Leopardi, Novalis y hasta el propio Juan Ramón encontraron un camino sin recorrerlo. E interpretaron el centro, cada uno a su manera. El poeta quiso, amó, fabricó con sus manos al ángel de la certeza.

Debe ser de tu agrado cuanto escribas. Lo radicalmente opuesto es el fragmento único de la contrariedad, lo que impulsa a seguir.

He mirado tus ojos, tienen el horizonte de la validez, la mirada cabalga con Hades y Dioniso. Las preocupaciones son antiguas, la simpleza de las proyecciones. Ahora aparece el viento, la música, las nubes. La tierra hay que buscarla, hay que bajar a ella para ser Aristóteles.

Lo grande es proporción, es arbitrario y humilde. Lo pequeño es la unidad de género, la vida de los otros, de los que son porque existen pero ellos nunca están.

Dice la voz de Homero que dios es la reacción pero no me lo creo, no puedo consentirlo. La voz es la razón de la palabra, la tierra, el verso último, la medida del respeto, la justa proporción, lo fundamental y suficiente.

Huele la tierra a gloria, pero a gloria pequeña. La tierra es anterior y es posterior. La tierra es quietud, es bondad, es auténtica poesía. Hay que entablar batallas, adoptar un marcado carácter ajeno a la adulteración. Ser, en el fondo, poeta del mundo, en el mundo y con el mundo. Poeta de la tierra. No podemos marcharnos, los pájaros aunque vuelen siempre regresan a tierra, y las nubes descargan en la tierra a sus predecesores.

domingo, 11 de marzo de 2012


DESDE arriba se eluden unos cuantos propósitos. Son muy bellas las nubes, el sonido del viento nos confunde y engaña. La humedad es relativa, nada es lo que parece. Observas la poesía en la literatura, la música es sinónimo de soledad y fuerza, y el cielo nos acerca donde queremos acudir.

La tierra es más sangrante, se suele dar la cara. Con las manos la tocas, la escarbas, la amontonas. La poesía es el conjunto de tierra y provisión. El orden lo de menos, lo importante es que exista.

El misterio aparece en el centro del aire, pero el aire es la tierra. También se vuela bajo, allí está la virtud.


viernes, 9 de marzo de 2012


DE las noches de Londres recuerdo la soledad, el pájaro que cada día se apoyaba en la ventana y las tortillas de patatas. De los días en Moguer el pan, los pasteles, el vino de naranja, la voz de José Antonio y los pechos de Maricarmen. Los paseos por Roma otorgaron continuidad y esencia. Nacho no paraba de fotografiar las columnas, los ángeles y los desprendimientos. En Lisboa, un policía muy gentil, me llevó hasta el hotel para evitar peligros. En México D.F., y desde la ventana de la estancia, observé como se besaban dos edificios en un movimiento sísmico.

Platón y Heráclito me han acompañado en todos los contextos. Han sido un importante referente de dudosa relación. Acepté los elementos corpóreos y los no corpóreos. Lo indefinido se definía mientras pasaba la lengua por el muslo de una mujer. El equilibrio resultó materia original, regularidad, hasta delito.

En Puerto Real, en el río san Pedro, aprendí de la física rudimentaria, de la química orgánica y de la fonética.

Con Jorge visualicé la impulsividad de los homosexuales y la pluralidad de las afirmaciones. Natalia provocó un talento innato en Fifteen y en Orrery. Sharleen era bellísima y se enamoró de mi Custom. Gwen era rubia teñida pero su cuello amaba. Susana continúa buscando al turco, al negro que era turco.

Dice la vida que un instante es un conjunto de observaciones que influyen en la segunda parte de tu vida, la que nunca verás, la que existe pero no se conoce.

¿Quién aduce? ¿Existe el efecto cósmico de la existencia? Yo creo en la palabra, en lo evidente, lo que tiene su origen en la razón y en sus declaraciones. Lo demás me importa lo que a Platón la sustancia. Lo mismo. Lo que no presenta la duda.

Ahora vamos despacio, planeamos desde la rama más alta de la encina a las berenjenas. Un nuevo espantapájaros con camisa de cuadros, huesos de aluminio y sombrero de paja, nos resucita. Es la casualidad, la presencia, la virtualidad. Y siempre consigomismo. Nunca conmigomismo.

jueves, 8 de marzo de 2012


HAY que diversificar, utilizar los nombres para otorgar apellidos, describir los procesos con sucesiones y principios. Hay que contextualizar, nada es uniforme y mucho menos único.

No respondo a las llamadas, no contesto a los correos. Aparece lo falso pensando que te creces y todo lo que dices es mentira. ¿Piensas que he podido creer que lo probable es significativo? Accidentalmente pude hacer que confiaras, pero eso era dualismo. Existe el equilibrio en el mundo, pasión, tradiciones populares, contrarias y plurales que son determinadas.

Sobre la encina pienso, bajo ella razono. Ahora digo que sí para describir las extensiones, nada más. Es la intencionalidad. ¿Crees que has triunfado? ¿De verdad? La razón no es específica, es de la palabra.

Tres necios que me escriben, cuatro ignorantes que proclaman y cinco imprudentes y tercos que se lo creen. Sigo en la azotea. La cubierta es la sede de Dante, de Zambrano, de Juan Ramón, de Rilke. ¿Deseas algo? ¿De verdad?

La conformidad es el principio de la manifestación, de la contrariedad. Es el juicio de la cualidad. Y existen los contrarios en el asentamiento.

Voy trazando un diagrama que represente la cantidad de mentiras que rodean la poesía, como moscas verdes volando sobre la mierda. El dibujo geométrico es la acción y la reacción. La supervivencia.

Tengo hambre. Cuando hay alimento existe la creencia. Se hace tarde. La vela se apaga, dices que cuesta comprender y repito: lo mismo de las cosas, el compromiso y su constitución. Los poetas que piden solo son la mentira.

miércoles, 7 de marzo de 2012


EN la razón de la palabra existen varias fases. Son acuerdos verbales, composiciones. El hacedor de versos no ha encontrado el camino, muere buscando fases.

Una fase es la justificación del tiempo compartido. El ritmo suele aparecer en la primera fase, a veces hasta el tono. No hay que hacer comentarios, en los mundos singulares y sucesivos el ritmo y el tono son una misma causa. La localización precisa de adiciones, de gérmenes, no existe lo perfecto. Por ejemplo, cuando Jenófanes hablaba de la naturaleza, pensaba que los cuerpos eran celestes. Y los cuerpos son blancos, contienen los colores, las versiones de toda concentración. Heráclito en persona reprimía.

La fase es el misterio telúrico, nublado. La fase es lo probable, la afirmación de la pluralidad, la determinación.

El poema es el desarrollo de todas las fases en versos establecidos, lo llamamos discordia, infinitud, grandeza. La fase es aritmética, un principio primario. Los poetas de la verdad, aquellos que han encontrado la razón de la palabra, velaran por sus sueños en la azotea. En cambio los opuestos son una negación del dualismo poético.

Existe el blanco porque existe el negro. El calor por el frío. La derecha por la izquierda. Unos sin otros no se conciben. Los versos aparecen cuando la voz engaña con palabras. Y la palabra es razón, es dualidad.

Nuestro universo está representado en esferas, en círculos cerrados, geométricos, personales y sabios. ¿Dónde está la unidad? Sonríe dios. Y lo hace con sorna.

¿Has cambiado el problema por la suerte? ¿Sin dualismos? ¿Eres poeta? ¿De verdad? Te guardaré en la memoria de los necios para saber que siempre, en la razón de la palabra, existen varias fases. Las llaman equilibrios y proceden del límite, de la verdad. Es la creencia, la discordia, la vivificación.

martes, 6 de marzo de 2012


SABER determinar una fecha o un verso, eso es lo difícil, el problema, el proceso. Hay una firme impresión que otorga voluntades. Como si hubiera vivido en otro tiempo; es probable que escribiera con considerables repeticiones, errores, que me vincularan a Simplicio. En el fondo es lo de menos.

La naturaleza se basa en dos proposiciones: la teoría y la razón. La teoría es interpretada, la razón es de la palabra. Es necesario reinterpretar, crear, hacer, seguir haciendo algo, armonizar los actos. La armonía sustenta lo que es probable y lo que es posible.

No sé determinar todavía. Visito a la certeza, encomiendo las reacciones a Rilke, y a Novalis lo observo pleno de luz, de claridad, de asiento. Y el asiento es cordura, es madurez, es gracia. Nunca fui ni seré. En la primera fase solo veo los sistemas. ¡Esta vida es tan corta!

La mezcla original de la naturaleza nos tiene confinados. Dudas de los paisajes, tocas el árbol grueso y a los pájaros hablo para entablar razones. La razón de la palabra posee mezclas de opuestos, unidades, magnitudes, cuerpos poco compactos que no escriben poesía.

Observo desde la azotea la forma de mover tus manos y acaricio los argumentos. Suena el móvil. Es Jorge. Confiesa que está enamorado. ¿Contradicción directa o paradigma? Dice dios que le cuelgue, que se ha cansado de la coincidencia que existe entre el pájaro bello y la encina. Esa mente conoce todas las cosas, los versos, lo denso y lo difuso. El cuaderno marrón está vacío. ¿Cómo girará mi vida?

Los imbéciles hablan e incluso hasta escriben. ¿Qué saben? ¿Qué interpretan? ¿Una vida, la mía? El movimiento debe ser explicado, pero no por vosotros necios de turno. La realidad se lucha, es inmensa y consecuente, como lo son los versos.

La azotea de Moguer no mide más de quince metros. Tiene una baranda fría y una arqueta en el centro donde perdí el anillo. Tiene el conocimiento poder, el mayor poder, lo dijo Anaxágoras.

lunes, 5 de marzo de 2012


El dios de la poesía es un dios hombre. Fue el que vivió conmigo una gran temporada, bebía los MM y leía los libros que dejaba en el porche.

El dios de la poesía era un fastidio, animó al jardinero a replantar mimosas y se iba en las tardes para dar los paseos.

El dios de la poesía amaba a Parra y don Nicanor resucitaba todas sus intenciones. Admiraba a Leopardi, a Juan Ramón, a Rilke, de Novalis pensaba que era un poeta sin noches, de Pound recordaba la silla, de Eliot sus gafas, de Colinas su pelo, de Rosales María.

Me ayudó a poner nombres a los insectos, nombres literarios. Aprendió a entenderse con la lavadora al igual que lo hacía con los rabilargos. En el huerto sembraba y recogía. Esparcir es soñar, ceñir es disponer.

Son los cuerpos celestes, las estrellas, los astros. Fue Anaxímenes quien habló de las nubes expresadas. La expresión nunca será espesura y en el bosque, en su centro, nos espera la niebla. Es una condensación densa, vivaz, acertada. Si miras más allá descubrirás fantasmas. Son las sombras de dios que vuelven con lo húmedo.

La poesía es ese anillo que una vez nos pusieron para sobrellevarnos, solo tenía tres años y era de caramelo. Dejé la pelota junto a la muñeca fea y corrí, corrí. Nunca salí corriendo. Me escondí en la azotea de Marqués de Comillas. La voz de la tía Juana iba gritando un nombre que supuestamente no era el mío. Arrugado tras un trastero en alto miraba de reojo, no quería que me hallara.

He mirado mis manos y he visto aquel anillo. El de la boda. Era 1967 y estaba en la azotea de Puerto Real, en la misma cubierta de 1982 en Moguer. Solía repetir dios que la vida se presenta dos veces, y debes recordar, y debes permitir que te recuerde. Con los actos que surgen viene la superficie y con los sueños la nieve.

Esa tarde en la azotea tenía frío. Nunca se apartó de mi cuerpo la sensación de esa temperatura.

Se hizo tarde, anochecía. Las estrellas, los astros, los cuerpos celestes llegaron sin decirlo. Tenía miedo, tres años y mucho frío.

Hoy ha venido dios. En Roma, 1984, mes de diciembre. Hace mucho frío. Es tarde. Dice Nacho que corra. Nunca salí corriendo.

domingo, 4 de marzo de 2012


LA poesía es dios. Gobierna todas las cosas y ejerce su poder. Es inherente a ellas y las dispone. En la primera inclinación su presencia era la poesía. Y se enterró bajo el árbol para ser insistencia, concepción, inteligencia.

También ayer había entre el público una encina. Era antigua, de tronco grueso y bellotas dulces. La encina movía sus ramas con el ritmo del tono de los versos. Cuando La muerte oculta revivía esa noche de gozo un viento huracanado le arrancó de raíz sus intenciones.

Que existan objeciones es necesario, pero las interpretaciones deben dejarse siempre a las citas directas. El estilo poético, la razón de la palabra, la reformulación. Vives para escribir, escribes para ser y parafraseas todas las afirmaciones principales.

La formulación de la palabra se debe realizar en el discurso, conocer las teorías de los predecesores, abandonar el vacío, lo denso, lo raro, lo inútil y repleto de desvíos. Debes buscar la luz, la luz del sur etimológico. Se ama la certeza y la confirmación.

Dice un poeta social que el tiempo es intermedio. Yo no lo reconozco, el tiempo es infinito, el tiempo y sus castigos. Una autobiografía sobre la piel del mundo debe considerarse como pasaje histórico.

Recuerdo al pájaro bello, a la encina y el estrecho paralelismo que entre ambos existía. ¿Eran incompatibles? Eran idénticos. La noche y el día no pueden separarse. La poesía es dios, y dios es magnitud. La vida solo tiene una etapa sobre la naturaleza.

sábado, 3 de marzo de 2012


HABÍA ayer un pájaro que no paraba de mirar a todas partes. Era un pájaro bello. Su reconocimiento parecía la amargura, aunque era plumoso.

Dicen los presocráticos que la belleza deja de ser cuando deja de estar. Ocurre que en la antigüedad, en la edad media y ahora la vida está al revés. No está alrededor (como debiera ser).

Le he dicho al pájaro: “Durarás en la fama lo que tus carnes prietas te permitan. Cuando caigan tus pechos, ah, la fama, cuando caigan tus pechos”. El pájaro, que era bello, salió volando.

Es la vida al revés. Es lo que hay. La causa de las crisis, de las insinuaciones, de los tristes desvíos, de las palabras necias. Hay que leer a Juan Ramón, a Leopardi, a Rilke, a Novalis, a Pound, a Eliot. Pero hay que leerlos. Leer pausadamente, como quien ama a un pájaro muy bello y lo disfruta.

Del desconcierto ya habló Platón, la admiración es una forma de desconcierto. Es el origen de la filosofía, de la poesía. Sin admiración no hay poesía, sin desconcierto no hay poesía. La aporía.

Las fuentes de los ríos sagrados fluyen hacia arriba, tanto la justicia como todas las cosas se encaminan en sentido contrario. Tienen los hombres decisiones engañosas; ya no es segura la confianza en los dioses”.

Eurípides, Medea, v. 410-413.

jueves, 1 de marzo de 2012


TODOS estamos muertos. La muerte es un estado de gracia prematuro que consiguen los que quieren vivir, los que están desnudos. La naturaleza permite estar y ser, pero también no ser. Y es esa su grandeza. Su indeterminación, la gran perplejidad.

Un verso es un conjunto de ritmos y de tonos, de elementos distintos que se unen en tensión. Esa oposición es hostilidad. Lo contrario de morir estando vivo.

Lo ilimitado, lo antinatural, lo irracional (la totalidad de elementos sin leyes) se encuentran en la naturaleza. Al igual que los versos, los poemas inacabados, los libros inconclusos. Es el azar la ciencia, el mayor conocimiento de lo verosímil.

Cuando me preguntan por la poesía y la poética de su creación siempre digo el remedio. El remedio es la causa del bien y del mal. La muerte y la vida. La desnudez y la plenitud. Todo lo que deseas permanece en el acto y, cuanto reconoces, configura la razón de la palabra.

Por ejemplo, los momentos que mencionas y son ajenidad, configuran la justicia, la forma y las funciones. Determinan el género.

Sin tensión no hay poesía, como no hay versos sin encontrar el bosque, el centro del bosque. La tensión es merecedora de la proporción, de la calidad, y está ausente de desdoro.