jueves, 4 de junio de 2015

Un poema de Rafael Suárez Plácido


Simulacro
Las Palmas (1999)


Hasta los treinta años, ya pasados,
ni supe de la muerte,
ni supe de personas que habían muerto
y, de golpe, llegó la enfermedad
de mi padre. La vida comenzó
a ser distinta. Vivir o morir.

Hasta los treinta años, ya pasados,
ni la vida, aquello no era vida,
tan sólo fingimiento;
ni la muerte, creo que ya lo he dicho;
ni el trabajo,
ni apenas el trabajo.
Para ser más exactos, no hube de trabajar para vivir;
ni la poesía, sólo escarceos torpes.
Para ser más exactos, no tuve que escribir para vivir
ni para morir, como hago ahora;
ni la literatura.
Quizás algo sí había de literatura en la vida fingida,
eso tendría que pensarlo con más detenimiento,
aunque apenas me enteraba de nada.
Es cierto,
no me enteraba de nada.
Cada vez que lo pienso, me pregunto:
¿dónde estuve yo hasta los treinta años?

Y no es que escriba sobre temas trascendentes,
es que, antes, ni siquiera el sexo como lo entiendo ahora.
¿Disfrutaba del sexo o era el simulacro del placer?
Quien simuló una vez, siempre puede volver a hacerlo.
Los orgasmos fingidos no son sólo asunto de mujeres.

Si todo fuera cosa del pasado, de este siglo pasado,
no sería tan importante.
Lo que ocurre,
lo que realmente me preocupa,
lo que hace que escriba estos versos
es que si supiera que mentí hasta los treinta,
que fingí, que simulé estar vivo hasta los treinta,
pero que vivo plenamente desde entonces,
pensaría que, al menos, estoy vivo.




Rafael Suárez Plácido (Sevilla 1965 - 2015). Simulacro (La isla de Siltolá, Sevilla, 2013)