jueves, 7 de mayo de 2020

Día 54



La información se ha convertido en un monólogo inmenso, eterno, infinito. La información provoca daños colaterales. La información está exenta de talento. Hay que olvidarse del presente, y no lo hacemos. La información es como la flor de un día que se marchita, que nace muerta.
A uno le entran ganas de aislarse de la estupidez humana, pero eso ya lo hizo alguien, creo que fue el hijo de Salinger. Hay que aislarse para leer.
La misión de un escritor no consiste en escribir, radica en ayudar a leer. No se es escritor para que te otorguen un premio, se es escritor siempre que se escriba para ayudar a leer.
La literatura actual está repleta de notas para adornar, y está ausente de literatura. Lo primero no es mío, como casi nada. Creo que es de Ramírez de Verger.
El lector no nace, se hace. El espectador no nace, se hace. Nuestra responsabilidad es defender a los clásicos, y alejarnos de la información banal que rodea nuestra vida. Hace 2000 años en Japón se premiaba el no hacer. El no hacer.
En estos tiempos extraños pienso en la idea de la poesía de Rilke, en la idea del yo de Juan Ramón Jiménez. Me quedo con Rilke. A Juan Ramón le pasaba un poco lo que a Borges. La impersonalización de Borges es impostada.
El silencio es ayudar a leer.