jueves, 8 de abril de 2010

Cadión (Elogio de la Irreverencia IX)






Una imagen de dios saliendo de las entrañas del sentido. Una imagen de dios padre y su consuelo. Nuestro consuelo.

Ha vuelto para decir que se queda, nunca más marchará del lugar de esta existencia. Viene para ayudar y escuchar.

Sin su mirada robusta y fuerte ha dejado de ser quien siempre era.

Cada señal del cuerpo es una eternidad de sufrimiento. Pero dios es feliz, está contento.

Su galería fotográfica me ha conmovido. Ha llenado de sombras los rayos de la ventana. Y ha repleto de luces este desconcierto que nos acompaña.

Poco tiempo (¿realmente ha sido escaso?) de ausencias y deseaba con todas las fuerzas su compañía.

Le he dicho que se dé un baño templado y le prepararé un Mexican Mule fresquito. Hablaremos del cielo. Me aguarda la piscina de whisky junto al acebuche.

Esta noche dormiré poco. Lo aseguro.