domingo, 5 de abril de 2020

Día 22



Cuentan los testimonios que los efesios pidieron a Heráclito que estableciera las leyes, pero él rehusó alegando que la ciudad ya estaba regida por un mal gobierno. Heráclito se retiró al templo de Artemisa a jugar a los dados con los jóvenes. Cuando los efesios se le acercaron les dijo: ¿De qué os asombráis, desdichados? ¿No es mejor hacer esto que dedicarse a la política con vosotros? Después se convirtió en un misántropo, y se retiró a la montaña.
El mal gobierno y la responsabilidad. O la responsabilidad de un gobierno, de solo un gobierno, o de todos.
Esta guerra es de todos los gobiernos, el mundo está inmerso en una situación desconocida, pero no por ello ausente de responsabilidades. Lo desconocido era una pandemia, algo que otras generaciones vivieron hace décadas. Y salieron adelante, la sociedad cambio por unos años, pero la deslealtad, la codicia y el cinismo llevó a la sociedad a regresar a sus orígenes, a creer que todo es controlable. La realidad nos indica lo contrario. Nada es controlable, ni siquiera la nada.
Desde hace meses trabajo en un encargo, junto a un filósofo, sobre la cultura. Hoy hemos comentado que hay que ampliar el término y dirigirnos hacia la sociedad, hacia la globalidad, e incluir en ello a la cultura. Estas cosas que han cambiado en las últimas semanas, y ahora que somos conscientes de ese cambio, es preciso tenerlas muy presentes. Imaginemos que vivimos otra guerra, y esta vez no es una pandemia, sería el apagón global, todo el mundo se queda por un tiempo indeterminado sin energía. Qué simple y qué situación. Imagínenlo por un instante. Un apagón global que nos oscurece. Miles, millones de muertos. Un gran apagón social.
El mundo está regido por malos gobiernos.   
La armonía invisible vale más que la visible. Lo dijo Heráclito.
El silencio es el viento en el mar, una gran lluvia.