martes, 14 de abril de 2020

Día 31



J. escribe para hablarme de una sobrina, “Está metida en el mundo literario”. A lo que le respondo de inmediato: “Que se salga, que se salga, pero ya”.
La cantidad de palabras, de frases, de párrafos, de textos, de cosas que se escriben. Pobres editores. Cuando todo esto finalice no van a tener tiempo para leer las numerosas propuestas recibidas. Y no hablo de los cuadernos de excepción, de los cuadernos de confinamiento, de los cuadernos de estos días, hablo de una ficción que nunca consigue la inflexión.
Todo aquello que parece verdadero tiene su rastro de mentira. En cambio, nunca observaremos la falsedad en un árbol, en un pájaro, en una simple pero majestuosa piedra, en un insecto. La naturaleza nos sigue dando lecciones de arte.
Presumiblemente nunca como ahora se han escrito tantas cosas carentes de sentido, carentes de arte, carentes de verdad. Pero ¿qué es la mentira? La ausencia de un destino propio, vaciar el vaso arrojando el agua.
El silencio es vivir ajeno al mundo literario.