martes, 27 de octubre de 2009

¿Qué pasó con el Prólogo?



Debo reconocer, que al día siguiente de leer el texto del escritor, le llamé por teléfono. Y hablé varias horas. Le expliqué con detenimiento mi opinión. En algunas cuestiones estaba de acuerdo y en otras no. Pero, como buen caballero, agradecido y jodido.

Ha buscado a otro prologuista, mucho más pelota y jocoso. Le consulté si tenía algún inconveniente, guardando el anonimato, que publicara una entrada en mi Cuaderno (que lee diariamente) y me preguntó por qué iba a hacerlo.

Le respondí que el prólogo es un casi género literario. Existen escritores especializados en prólogos de buen agüero. ¿Han observado? Todos los prólogos tienes dos definiciones, son descriptivos y positivos.

En alguna ocasión he tenido la oportunidad de escribir algún que otro prólogo. Y desde luego he caído en la tentación de tentar la suerte. Pero siempre pudo más la cordura que la causalidad.

Hay escritores expertos en prólogos. A veces descuidan su propia creación para corresponder afablemente. Y no saben que hacen mucho daño. Esta fue mi explicación a X. Quería dejar claro que un prólogo es un trabajo, pero nunca un hábito.

Tengo la conciencia tranquila. Ayer no dije ni una sola falsedad. Simplemente oculté detalles. Importantes o no, pero detalles.

Un llamamiento. Si en alguna ocasión os piden un prólogo, nunca seáis positivos, sed sinceros.


42 comentarios:

Mery dijo...

Considero los prólogos tan importantes como para leerlos antes y depués de la obra en sí.
Incluso me he encontrado casos en que hubiera preferido leerlo después (pero esto ya es otro tema).
Si, hay que ser sinceros.
Un beso

Liliana G. dijo...

En todo de acuerdo con vos, Javier, la sinceridad ante todo, que prologar por prologar, prologuea cualquiera si es sólo por quedar bien con el autor e inflado consigo mismo...

Pero insisto ¡qué situación! Pufff.

Cariños

¿Ya te ha hecho un touché monsieur X?

Paloma Corrales dijo...

Entiendo que si alguien te pide escribir un prólogo, está dando por sentado que serás balsámico con su obra y que no la criticarás, más bien busca que sea insuflada por el prologista.

¿Cabe en ese tácito pacto la sinceridad?

No. Sólo cabe en unas horas de teléfono. Y que otro escriba el prólogo...

Besos.

Paloma Corrales dijo...

... no se puede hacer dieta; acabo comiéndome la úes.

Anónimo dijo...

Ains... ¿Todo se arregló? Saluditos.

Capitán dijo...

Total, que el libro mejor no leerlo. Hay libros que interesan per se y otros por su prólogo, y parece que ese no va a destacar por ninguna.

Joaquín dijo...

Esto de los prólogos me recuerda ese dicho agudo del Juan de Mairena, a propósito del género de los "banquetes", que no puedo copiar porque lo tengo delante.

Dyhego dijo...

JAVIER:
Yo nunca (casi, 99,9999%) leo los prólogos:
1) a veces te destripan el libro
2) a veces son más largos que el libro
3)¿a mí que me importa los titánicos trabajos que ha hecho el autor para crear su obra? ¿Le cuento yo acaso lo que he hecho desde las 7 de la mañana hasta las 12 ó 1 de la noche que me acuesto?

Por otro lado, ayer me tomé la libertad de gastar una pequeña broma haciéndome pasar por el autor. Pido perdón si he ofendido a alguien. Sólo quise quitar un poco de hierro.
Tus explicaciones lo aclaran todo, pero, a toro pasado y leyendo únicamente tu álogo de ayer, te pasaste varios pueblos con ese señor. Lo dicho, tu aclaración, lo explica todo. (En el fondo no eres tan perverso. Eres como Humphrey Bogart, mu duro por fuera y mu tienno por dentro).
Ya me estoy enrollando.
De todos modos, es un marrón que te encarguen defender algo en lo que no crees.
Un saludo.
Yo, para evitarme esos disgustos, lo que he escrito, lo he quemado todo, todo y todo, como la niña catalanísima de Catalana Occidente.
Salu2

maile dijo...

Pues eso se avisa, señor mío... piqué cual besuga.
Y lo peor, aparte del mal entripado que me produjo su actitud, es que no sabía si era mayor porque me metí en la piel del "pobrecito" y confiado autor (ya defraudado), o porque me fastidiaba pensar que, después de haberme aficionado a leerle, al final usted no era más que una buena pluma falta de caracter y de ética.
Ahora, entendiendo la "broma", doy gracias de tener la lengua, y la pluma, algo cortitas y haber escrito sólo lo que le escribí pensando que alguien más lo leería... le hubiera dicho más.
Hoy me sonrío.
Para comprobar las lindezas que somos capaces de lanzarle los que le leemos, no esta mal... pero no lo haga más sin avisar.
¡¡ Qué mal rato !!

maile dijo...

Pues no se preocupe señor Dyhego que no era por usted porque, creyéndole ciertamente el autor, me pareció en extremo comedido al responder ayer a nuestro querido Javier.
Además, hoy, cuando le he dado a esto de "publicar comentario", el suyo aún no estaba (seguro que lo hacíamos al mismo tiempo).
Para mi, el entripado, fue un regalito del autor de este blog, que ya veo que como bromista no tiene precio.

Dyhego dijo...

Estimada MAILE:
Entuerto desfacido.
Un saludo para usted, bella dama; y para el resto de alogueros.
¡A este don Javier le vamos a tener que dar varios "estirones" de orejas!

eres_mi_cruz dijo...

hay que leer los prólogos con todas sus referencias y notas a pie de página y cotejarlas una a una en la biblioteca...

el dilema del prólogo es como el del quite...
qué triste un quite con desgana...
y qué difícil la justa medida...

luego pasa lo que pasa...

Juan Antonio González Romano dijo...

La sinceridad, ante todo. Pero si llega un punto en el que la sinceridad contraviene los principios elementales del género prologal, mejor dejar que lo escriban otros, ¿no crees? Y nosotros lo despachamos en el blog, que también para eso sirve.
Un abrazo.

veridiana dijo...

Que te encarguen un prólogo, es que te consideran.
Y,según quien lo escriba, le puede dar más categoría al libro.
Tengo una amiga que le escribió el prológo Leopoldo M.Panero y se vendió muy bien.

Un abrazo

mangeles dijo...

Bahhh...que blandito es Javier....Yo pensé que había echado con viento fresco al mal escritor de su vida para siempre....

Horas, explicando, que no le gusta un libro...

Lo que yo digo, blandito, blandito.

Besos de azúcar

Julio dijo...

A ver si nos lo piden...

Dyhego dijo...

JAVIER:
Esta respuesta lo mismo vale para tu bitácora que para la de Monsieur RIDAO.
Me cuenta mi hijo la siguiente anécdota:
Uno de los miembros de la banda de rock AC/DC, Angus Young, sale siempre al escenario con la ropa del uniforme de su colegio porque un profesor le dijo que nunca llegaría a ser nada en la vida. Para restregárselo por los morros, toca la guitarra con sus pantaloncitos cortos, sus corbata y su chaqueta.
Un saludo.

Liliana G. dijo...

Me acaban de informar que tengo que hacer el prólogo de un libro de un connacional tuyo. Menos mal que no es el mismo autor, por lo que no me veré en tu situación, pero te diré que me acordé tanto de tu entrada que no pude evitar sonreír para mis adentros :)

Besotes, Javier.

Vicky. dijo...

Cuantos malos tragos hay que pasar en la vida , y tener un estómago a prueba de bomba ...en fin...que al final todo se traga.

Posiblemente un buen prólogo consigue una buena reputación para el autor del libro ,con su consiguiente buena tirada, eso significa Javier , que en el fondo tu reputación es excelsima.

Un Beso.

P.D:Aunque supongo que uno tiene unos principios y se debe a ellos , te pido disculpas si me pase ayer contigo en el comentario.

JESUS FIDELIS dijo...

El prólogo, se puede convertir en epílogo de una cortés relación.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Bueno Mery, respeto tu opinión.

La mía es que la obra siempre es la protagonista, el prólogo una ayuda, nada más.

Gracias.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Liliana, gracias, y tocado de muerte.

Eso creo.

Gracias.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Lo has descrito bien Paloma.

Difícil situación.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Paloma, pues menos comer y más alogar.

Recibe un fuerte abrazo y mil gracias.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

No Ladrón, la verdad es que todo se estropeó.

Saludos.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Capitán, el libro para Fahrenheit 451.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Lo veo Joaquín, lo veo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Tienes arte Diego, mucho arte.

No los leas, saldrás ganando.

El prólogo sólo lo leen los autores del libro para engordarse.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Lo siento Maile, daba para dos entradas.

Lo siento.

Reciba mi abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Lo vuelvo a sentior Maile.

Soy el único culpable.

Gracias.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Diego, me dejo los estirones, me dejo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Eres, no jodas, los prólogos ni a misa, y lo del quite, me ha llegao, me ha llegao.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Que sea lo que dios quiera Juan Antonio, lo que dios quiera.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Suerte tu amiga Veridiana, mucha suerte.

Te consideran o no.

¿Nadie ha pensado, en ti como prologuista, como último recurso?

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Lo siento Mangeles, soy más blandito que las natillas.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Y lo haces Julio, y lo haces...

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Buena anécdota Diego, muy buena, da un beso a tu hijo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Liliana, suerte y al toro por los cuerdos.

Envíame un email y me cuentas, mujer.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Mi querida y admirada Vicky, mi reputación no existe.

Gracias por tu álogo de hoy, y de ayer.

Un abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Mi estimado Jesús, el prólogo siempre es un epílogo.

Saludos.

veridiana dijo...

¡Qué contestación tan éstupida!¿ no?

Perdone usted si le he ofendido.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

No me ofendo Veridiana, en absoluto.

Un abrazo y gracias.