martes, 25 de junio de 2013

La Ley de Weber-Fechner




Del indolente número 999 aprendí la Ley de Weber-Fechner, aquella que establece una relación entre el poema y la magnitud de su condición de poema.

Todo poema condiciona y establece un estímulo, ya sea cualitativo o cuantitativo. Los siniestros son incapaces de escribir un verso con  sensación.

La Ley establece una diferencia entre el poema y el no poema, entre el poeta auténtico y el no poeta.

Y es que el indolente se dedicó, durante el tiempo que permaneció en la acera, a guardar en un saco los poemas de la experiencia, de la diferencia y de la nueva sentimentalidad. Incapaz de distinguir aquel que sacaba de la bolsa, ni se conseguía la sensación, ni el estímulo, y mucho menos la convicción.

En una ocasión, el indolente número 999, introdujo un poema de Claudio Rodríguez. Fue suficiente para descubrir que las nubes viajan y que los árboles sostienen a los pájaros. Claudio era el umbral, la proporción, en sus versos pervivían la existencia y la magia.