Lope de Vega ya nos enseñó los amores desconcertantes, en sus desconcertantes sonetos, entre Diana y Teodoro. Pilar Miró llevó la obra al cine. El perro del hortelano, da para mucho. Pero no quería ni hablar de Lope, ni de la Miró, sino del dicho.
Dicen que el perro del hortelano, ni come ni deja comer. Pero eso no es cierto del todo. Ni del todo ni de parte.
Veamos. Si el perro comiera y dejara comer no sería el perro del hortelano, no sería perro. Si en cambio no come, pero deja comer, sería imbécil. Y si come, pero no deja comer, sí sería un buen perro.
No sé si lo habéis entendido a la primera. Para ser perro debe ser, y en primer lugar ser un buen can, que come, pero nunca deja comer. Así, es en su integridad lo que esperamos de él. Dejar de ser, es perder su condición canina, y por tanto existiría imaginariamente en la mente de aquellos que han forjado pura literatura, pero nada más.
Cuando utilizamos el dicho y lo aplicamos a una persona para referir una actitud, lo estamos haciendo equivocadamente. Ya que esa persona, al dejar de comer dejaría de existir.
Por tanto la expresión correcta sería: “El perro del hortelano, que come, pero no deja comer”.
Esta carga de talentos se ha producido hace unos días en una discusión entre un perro y un camaleón. Mientras el camaleón argumentaba el porqué de sus cambios de color, el perro le explicaba orgulloso que tenía un dicho popular, pero estaba equivocado. El camaleón se puso rojo, dio media vuelta y se marchó cabizbajo.
Dicen que el perro del hortelano, ni come ni deja comer. Pero eso no es cierto del todo. Ni del todo ni de parte.
Veamos. Si el perro comiera y dejara comer no sería el perro del hortelano, no sería perro. Si en cambio no come, pero deja comer, sería imbécil. Y si come, pero no deja comer, sí sería un buen perro.
No sé si lo habéis entendido a la primera. Para ser perro debe ser, y en primer lugar ser un buen can, que come, pero nunca deja comer. Así, es en su integridad lo que esperamos de él. Dejar de ser, es perder su condición canina, y por tanto existiría imaginariamente en la mente de aquellos que han forjado pura literatura, pero nada más.
Cuando utilizamos el dicho y lo aplicamos a una persona para referir una actitud, lo estamos haciendo equivocadamente. Ya que esa persona, al dejar de comer dejaría de existir.
Por tanto la expresión correcta sería: “El perro del hortelano, que come, pero no deja comer”.
Esta carga de talentos se ha producido hace unos días en una discusión entre un perro y un camaleón. Mientras el camaleón argumentaba el porqué de sus cambios de color, el perro le explicaba orgulloso que tenía un dicho popular, pero estaba equivocado. El camaleón se puso rojo, dio media vuelta y se marchó cabizbajo.
32 comentarios:
El camaleón ¿se puso rojo por su mera condición cambiante o porque le hirieron en su orgullo?
Vuelves a estar críptico, caballero.
Buenas noches, con un beso
Yo estoy para pocas reflexiones, las vacaciones me van a matar.
Pero creo que la expresión viene porque el perro del hortelano vigila una huerta: sólo hay verdura, a él no le gusta (de lo que come el grillo, poquillo, etc) pero tampoco puede dejar que se la quiten los demás, porque para eso es el perro del hortelano.
Por eso ni come ni deja comer. Pero ponlo delante de un filete, verás cómo come el condenado.
Aplicado a las personas es una expresión perfecta para aquellos que desprecian una cosa, pero tampoco dejan que la disfruten los demás.
Hay gente así, muy perra.
De camaleones sé muy poco, no me gustan esos bichos.
Sorry.
Te dejo un beso de madrugada, as always.
La explicación de Olga es la correcta, pero se ha cargado el surrealismo de la entrada. Eso le pasa por escribir a esas horas, bajo el influjo de sabe Dios qué brebajes, je je.
Un abrazo camaleónico.
besos y amor
je
Mery,¡qué inteligente eres!
Ya era hora que nos ocultáramos un poco.
Un abrazo.
Gracias Olga,pero yo voy por el filete.
UN abrazo.
José Miguel,no se la ha cargado, ha aportado verosimilitud, el surrealismo queda patente todavía.
Te imaginas a Lope de Vega comiéndose un filete???
Un abrazo.
Gracias Sede.
Un abrazo.
Mery, te alabo el gusto, yo creo que al camaleòn es facil herirle el orgullo.
Besos domingueros
Compruebo que tu ironía y tu imaginación están en forma.Te mando un fuerte abrazo y espero tu próxima entrega querido Javier.
Gracias Marian.
Un fuerte abrazo.
Otro para ti, Marisa.
Gracias.
A eseperro tan listo habría que buscarle otro nombre, por ejemplo, el perro de Epulón, que come y no deja comer. Un abrazo.
Magistral deconstrucción del archisabido refrán, pero de cuyo sentido real no hemos sido conscientes, hasta ahora.
Aunque, ¿del hortelano (el dueño del perro) no hay nada que decir?
Vamos de refranes pues, ¿y el camaleón amenazó?
yo es que me he perdido y aunque tengo perra ya ni caigo. Pero en fin, digo que lo importante será comer y que haya comida para todos ¡no?
Perdón por la sandez, es que es la hora de la siesta.
Espero que todos estén ya comidos y bebidos convenientemente, y si hay algún perro que no deja, que le aten. Con longaniza no, ¿eh?.
Un abrazo
Aurora
Al igual que te dice Joaquín, yo siempre me quedo pensando en el hortelano (el dueño del puñetero perro). ¿Cómo será su vida teniendo un perro tan famoso con el cual convivir?.
En fin, Javier, que son las cinco de la tarde de un domingo en el que me he puesto hasta la colcha de comer, que te escribo desde el trabajo y que no doy para más, querido amigo.
Un abrazo.
Yo conozco unos cuantos canes de esos...
Lo cierto es que haces pensar en lo absurda y sorprendente que puede llegar a ser la conducta humana en algunas ocasiones. Creo que todos en algún momento desgraciadamente nos hemos comportado como ese perro. Circunstancias de la vida nos han empujado a que con tal de que el otro no sea feliz, somos capaces de llegar al extremo de sufrir nosotros el doble si es necesario, aplicando a otras persona y a nosotros mismos de forma consciente o inconsciente, y en ocasiones de manera no demasiado sutil, ese tipo de tortura.
A veces me pregunto si será por el cambio climático, o por el agujero en la capa de ozono o si existe alguna extraña razón por la cual la humanidad podría haber llegado a recibir algún tipo de herencia genética de ese famoso perro, que con tal de no dejar comer, pues tampoco comía el animal, y que acabó el pobre muerto de hambre.
Saludos
Tu que escribes del perro del hortelano y yo tengo el mío a mis pies,por ratitos,pues esta enloquecido con una perrita de la urbanización,,que te digo si es de perros te aseguro que el mío ahora no come,ni deja comer para que lo saquemos a la calle en busca del desvelo de sus sueños desde hace dos días,en fin para mi son las tres de la tarde, y el tiempo muy gris....Y lo que digo no tiene nada que ver con el tema...Un abrazo.
Verdad que hay dichos populares que de tan populares a nadie se le ocurre ponerlos sobre el tapete, se asumen sin más. Claro, a nadie hasta que apareciste vos con tus reflexiones ¡y es verdad! Cualquiera que tuvo o tiene perro sabe que cuando uno come el perro molesta siempre y que él jamás se quedará sin comer.
En Argentina el perro tiene el mismo dicho, pero el camaleón tiene su propia canción popular...
Cariños, Javi.
Javier, el perro, me refiero al animal, es el mejor amigo del Hombre.
Una amiga veterinaria me "regaló" un chucho de un mes, abandonado.
El chucho come pienso, le encanta la fruta y algunas verduras,no te digo nada cuando de vez en cuando le echamos en el plato un Hueso, las sobras de un buen puchero.
Los "perros" humanos,esos si que dan miedo y desde luego son los que comen,pero no nos dejan comer.
Un abrazo.
Epulón, es correcto Jesús.
Un abrazo.
Un abrazo Joaquín, y gracias.
Claro que amenazó Capitán, y a las malas, siempre.
Aurora a la siesta es mejor dormir, y con longaniza.
UN abrazo.
¿Trabajando Juanma?
Joder.
El hortelano, ya verás.
Un abrazo.
Y yo Julio, y yo.
¡Qué asco!
Sí, I AM, la culpa del cambio climático, creo, mujer.
Un abrazo.
Uf, América, eres tela de real, y me gusta...
Un abrazo.
Y cual es la canción del camaleón, Liliana.
Me dejas en ascuas...
Pasión, odio los perros humanos, los odio.
Un abrazo.
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