Esperamos que vuelvan los recuerdos cuando la noche entorna su desprecio, y la oscuridad todo lo inunda. Sentirte castigado y no poder morir aunque desees, es un martirio eterno. Vagas, vagan tus intenciones y rechazas cualquier manifestación de consuelo o empatía.
Desear es querer, y querer es morir. ¿Dónde ha estado la culpa para vivir eternamente?
Desear es querer, y querer es morir. ¿Dónde ha estado la culpa para vivir eternamente?
26 comentarios:
Estos escritos de Nadie, me traen a la memoria aquella hermosa canción, que cantábamos en el instituto...."..luego se llega la noche, y aunque la noche sea bella, él va pidiendole a Dios, que se lo, lleve con ella....la quería más que a su vida, y la perdió para siempre, por eso lleva una herida, por eso busca la muerte...El Jinete, creo que se titulaba....
Castigo de vivir, y no morir.
Besos.
Desear es querer... y tener es dejar de desear.
Saludos.
Joaquín me traía ayer un retazo de una obra de Jardiel en la que, tras beber el elixir de la eterna juventud, los bebedores llevaban en el pecado la penitencia.
Un abrazo
Cuando nos quedamos a oscuras es difícil seguir, sólo se puede vagar. A mí me recuerda aquella otra canción que preguntaba . "¿Realmente quieres vivir para siempre?" Nadie querría. For ever young, creo que se titula.
Pero me sigues preocupando, Javier.
Un beso.
Mmm... Hay algo que no encaja en la doctrina de los premios y castigos eternos, tal como nos quiere enseñar el catecismo. En nuestra experiencia en esta vida, premios y castigos son temporales, casi instantáneos, para estimular las buenas conductas, o bien reprimir las malas. Un castigo eterno (o un premio eterno) carecen por completo de propósito. Seria propio de un dios caprichoso, o de un dios sádico.
Joaquin, lo primero es que la doctrina, si crees la posible equivocación que tiene es el lenguaje, pues no es un castigo o un premio, es la elección que tu tomes.
Mi idea es que al saber de la grandiosidad e infinidad de Dios, hay un punto en el que si hemos actuado mal y somos seres impuros no podemos acceder a estar con Dios por que sería doloroso saber con toda profundidad nuestra maldad y conocer con una profundidad digna de nuestra naturaleza la bondad de Dios. El sentido de la Justicia carcomería nuestras entrañas.La ausencia es también dolorosa pues tener un deseo inalcanzable e infinito no poderlo saciar es algo inexplicable.
Dios no es un sádico, somos nosotros los locos que pecamos, que no sabemos lo que perdemos...
Javier muy, pero que muy buena entrada. Me gusta como la afrontas...
Antonio, no tengo argumentos (personalmente) porque no sé qué será de mi entonces, cuando llegue el Juicio. Me parece muy expresivo lo que dice el rico Epulón de la parábola:
"El rico contestó: "Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la cada de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento" (Lc 16,27-28).
¡¡Bravo Javier!! Este es uno de los mejores poemas que has hecho, pues cada frase es un verso exquisito... A mi juicio ni siquiera es lícito saber dónde ha estado esa culpa, me he quedado en los versos con una sensación de placidez de esa búsqueda desgarradora.
Un fuerte abrazo.
No seré empático contigo. Pero anímate.
Cuando una pregunta de éste calibre se forumla aunque no se crea se tiene la respuesta.
besos y amor
je
Esperamos que vuelvan los recuerdos...Y aunque desemos estar solos en el fondo(pero menos en el fondo de lo que creemos) no podemos renunciar al consuelo, ni a la mano amiga, ni a la empatía de verdad, la dekl que sabe que después de la noche siempre hay otra noche... No hay nada más duro que sentir, que percibir, que pensar.pero no merece la pena renunciar al pensamiento libre, aunque al verbalizarse pueda escandalizar(nos).Un beso
Quien alcanze la inmortalidad no seràn los hombres, y alli supongo que al no existir el tiempo tampoco habrà mediciones y sigo suponiendo que alli, en la otra orilla, serà un continuo fluir dentro de un estado ideal.
Imposible de imaginar en nuestro estado imperfecto.
Besos Javier
Mángeles, castigo, el de vivir.
Tienes razón.
Un saludo.
Bueno Juan Carlos, tan claro y evidente como siempre.
Saludos.
Y otro para ti Capitán, Joaquín atiende, como tú, a la sabiduría.
Saludos.
Querida Olga, la preocupación no es más que un síntoma del desconcierto.
Mil gracias por todo.
Un dios, satánico, Joaquín.
Gracias por tu álogo Antonio.
Uf, Joaquín. No olvides que la Justicia es un cachondeo.
Un fuerte abrazo Liliana.
Recibo tu ánimo Píramo.
Y te lo agradezco.
Un fuerte abrazo Sede.
Gracias.
Eres muy lista Marisa.
Un abrazo.
Un fuerte abrazo Marian.
La noche y la oscuridad mala cosa es tenerla en el corazón,no se puede pensar con claridad,hermoso texto y desgarrador,lo leo y lo leo y entiendo que la culpa puede ser inmortal?....Un abrazo directo.
Sí, América, la inmortalidad.
Un fuerte abrazo.
Publicar un comentario