Cuando encontré a dios en la pista de aterrizaje confirmé el aprecio que me tiene. Había venido a recibirme. Le estreché en un fuerte abrazo y le entregué la botella de Brugal muy extra añejo. Miró sorprendido la imagen de la guitarra de colores de Natalia, pero la recibió con agrado.
De camino a la estancia comenzamos a hablar. Este verano todo era más frío, pero ahora el hielo estaba roto. El diálogo era constante.
Le pregunté qué entendía por aforismo, y respondió: “Un aforismo es la mínima parte de un recuerdo. Lo que eres incapaz de describir y desarrollar, lo simplificas como regla ajena, siempre ajena”.
Pero su sentencia no distaba mucho de su conciencia. La poesía, como el sentido, debe ser siempre común.
Cuando lees algo piensas que va a ser lo máximo. Y cuando escribes algo o lo planteas, deseas que sea una obra de arte. Sin esa pretensión mejor es no escribirlo. Y así funcionamos. Como un pobre escarabajo en la playa, que supera los montículos de arena con la sola ayuda de su movimiento.
En la literatura pasa lo mismo. Nuestra cabeza, nuestras manos, nuestras lecturas. Los únicos aliados. Y dios ahora es mi aliado. Un compañero de lenguaje y sintonía.
En otro momento, ya en su estancia, le pregunté por la auténtica poesía. Y dijo, “La auténtica poesía es aquella que fluye sin saber qué es. Como la sombra que nunca conoce a su dueño”.
Poder hablar con dios se ha convertido en una premonición. ¿Piensan ustedes que después de estas conversaciones puedo acercar a nombres de segunda fila, o de tercera? Desde luego no merece la pena. La esencia es la distancia. Y distanciarnos enriquece. La historia de nuestra literatura no pierde nada, simplemente gana.
De camino a la estancia comenzamos a hablar. Este verano todo era más frío, pero ahora el hielo estaba roto. El diálogo era constante.
Le pregunté qué entendía por aforismo, y respondió: “Un aforismo es la mínima parte de un recuerdo. Lo que eres incapaz de describir y desarrollar, lo simplificas como regla ajena, siempre ajena”.
Pero su sentencia no distaba mucho de su conciencia. La poesía, como el sentido, debe ser siempre común.
Cuando lees algo piensas que va a ser lo máximo. Y cuando escribes algo o lo planteas, deseas que sea una obra de arte. Sin esa pretensión mejor es no escribirlo. Y así funcionamos. Como un pobre escarabajo en la playa, que supera los montículos de arena con la sola ayuda de su movimiento.
En la literatura pasa lo mismo. Nuestra cabeza, nuestras manos, nuestras lecturas. Los únicos aliados. Y dios ahora es mi aliado. Un compañero de lenguaje y sintonía.
En otro momento, ya en su estancia, le pregunté por la auténtica poesía. Y dijo, “La auténtica poesía es aquella que fluye sin saber qué es. Como la sombra que nunca conoce a su dueño”.
Poder hablar con dios se ha convertido en una premonición. ¿Piensan ustedes que después de estas conversaciones puedo acercar a nombres de segunda fila, o de tercera? Desde luego no merece la pena. La esencia es la distancia. Y distanciarnos enriquece. La historia de nuestra literatura no pierde nada, simplemente gana.
20 comentarios:
Nuestra cabeza, nuestras manos, nuestras lecturas. Los únicos aliados.
La esencia es la distancia.
Así lo siento.
¿Y esas máximas geniales las dijo antes o después del Brugal?
Tener a dios de aliado soplándote estas entradas al oído, es una ventaja grande, Javier, una gran ventaja que hay que seguir aprovechando. Definitivamente es bueno funcionar de esta manera ¿por qué no?
Besos.
Si la auténtica es lo que fluye, tu escrito es poesía, machote.
Un abrazo
Otro aforismo: Deum nemo vidit umquam (Jn 1,18).
Los aforismos son algo así como ideas encarnadas. Por eso decir que el logos se hizo carne (¡ahí es nada, o áteme esa mosca por el rabo, que diría Mairena!), tiene mucho sentido.
No hay sentido sin palabras.
Admiro a las personas que sois capaces de hacer poesía, creo que es lo más dificil a la hora de escribir.
Me gusta leer poesía, pero creo que cada vez quedamos menos. Igual estoy equivocada. Ojalá.
no sé si es el ron brugal o que dios todavía tiene tiempo pero en fin si te vuelve a nombrar la poesía dile eso de poesía eres tú a ver si nos hace un apaño en el mundo que lo tiene hecho un asquito...abrazos
Para mí el aforismo... quizá mejor la greguería (no son lo mismo, ¿verdad, Javier?) es la literatura en estado puro: ha pasado el matiz de la distancia. Y ha triunfado.
Un cálido abrazo.
Pues yo ni idea..., distanciarse para crecer...acercarse para sentirse y comprenderse y juntarse,...distanciarse para ser uno solo y mejor....acercarse para compartir ¿no?...ni idea...
Lo que sí sé, es que su dios tiene respuestas grandiosas. Me cae bien su dios.
Besos
Así es...ni más ni menos.Al poeta no le queda nada más que la poesía.Un abrazo.
"La auténtica poesía es aquella que fluye sin saber qué es.Como la sombra que nunca conoce a su dueño".
¿Que se puede decir después de leer eso?
Creo que no se puede decir nada...porque esta ya todo dicho...excelente!
Un fuerte abrazo Javier.
Muy bien sentido Anónimo.
Un saludo.
Siempre antes Liliana.
Un abrazo.
Un abrazote, Julio.
Ni palabras sin sentido Joaquín.
¡Qué grande Mairena!
Y creo, que lo estás Madison.
Con todos mis respetos.
Un abrazo.
Miremos lo positivo Fernando.
Lo que queda del arte.
Un abrazo.
Un cálido abrazo.
Uno y otro no son lo mismo, pero son iguales.
Gracias Juanma.
Y a mí Mangeles.
Y mucho.
Gracias.
Un fuerte abrazo Marisa.
Un abrazo para ti Vicky, y muchas gracias.
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