martes, 8 de junio de 2010

Cadión (Elogio de la Irreverencia XXXVI)



Cada día odio más la política. No entiendo cómo algunos comulgan con el engaño y el parasitismo. Es la vida falsa.

Si cada español se fuera al juzgado de guardia y denunciara al gobierno por haber arruinado los sentimientos y los bolsillos de todos, ¿qué pasaría? Merece la pena intentarlo. Voy corriendo a interponer la demanda. Si siguen el ejemplo, la papeleta es consecuente.

Un Estado Universal Compartido, regido por profesionales ajenos a la vida política. La economía llevada por buenos economistas, la educación por educadores, y así todos los campos. Pero ni un solo político, esos que hacen vida política. Los que prefieren llegar a la Moncloa antes de solucionar los problemas de un país, una comunidad o un municipio.

Un Estado Universal Compartido y único. Sin comunidades autónomas, sin diputaciones, sin partidos, sin sindicatos. Sin empresas públicas. Gobernado por regidores profesionales.

Un político es un gusano que acaba comiéndose al pájaro. Malnacidos todos, sin establecimiento de causas ni efectos.

Como la pescadilla que se muerde la cola, ¿qué harían todos aquellos que viven de hablar de la política? Librepensadores de lo efímero, chupones de la basura.

Cada día odio más la ausencia de libertad, la manipulación, la inconstitucionalidad. Lo que vivimos en estos momentos, y lo que nos espera.

Mueren los pájaros verdaderos de tristeza.