En Valencia y a 10 de abril de 1920, José María Zumalacárregui, catedrático de Hacienda Pública, firmaba el prólogo a una obra meramente curiosa. Se hacía eco de la primera y la segunda edición. El marqués de Lozoya, hacía lo propio a la tercera edición y fechaba su texto en febrero de 1925.
Varios recortes de la época que anunciaban unas conferencias magistrales de un tal padre Conejos s.j. llamaron mi atención. Ahora tengo entre las manos los dos volúmenes de Conferencias para señoras del padre Conejos (El mensajero del Corazón de Jesús, Bilbao, 1925. Tercera edición revisada y ampliada).
Llamarse padre Conejos y dirigirse a señoras es un hecho insólito. Pero aún más si logras leer los textos de las conferencias recogidas en los libros. El primer capítulo retrata el gozo. Se titula “Gozad señoras”, y adoctrina con claridad y fe lo que se debe y lo que se puede.
El leguaje cargado de poemas de Fray Luis, es rico y espontáneo. Las asistentes a las charlas (me consta que había colas y listas de espera para escuchar al jesuita en toda España), salían embelesadas, sus maridos tranquilos, sus madres orgullosas. Ellas formadas.
Una foto de doña Emilia de la Llave, madre del autor, figura en el primer volumen, con la nota: “Inspiradora de las conferencias”.
No tienen desperdicio los honrosos testimonios que aparecen al final de cada tomo. Por ejemplo, en el segundo, ABC manifiesta: “Estas notables conferencias abarcan cuanto se refiere a la actuación de la mujer dentro del hogar, como madre, hija y esposa; y fuera de él, mostrándole los horizontes e importancia de la acción social a que está especialmente llamada toda señora que ocupa una posición elevada de la sociedad. Aunque estos temas, por ser de constante actualidad y necesarios de inculcar en el espíritu de la mujer, han sido tratados por varios escritores moralistas, el padre Conejos los desarrolla en forma tan amena, tan nueva, que hace de sus conferencias lectura atractiva…”.