jueves, 5 de septiembre de 2013

Prudencia




La voluntad de figurar es un síntoma de desesperación. Deseas aparecer en esa foto movida por las eternidades. Y además, te atreves con un poema que causa figuración.

Nunca dudé de la capacidad pero sí de la equidad, de la ausencia de inteligencia y de la falta de orden. En el fuego que arde todos quemamos. Hasta los impresionistas que adquieren un cuadro por retórica.

Aléjate del mundo, del ser, de la compresión. Cuando recibo cartas las borro sin leerlas. Ahora mi memoria es límite y es ilimitada. Centro la comprensión en la lógica, en la lógica poética. El hielo se derrite porque el azar es bello, nunca por el calor o el gusto.

¿Llegarás? ¿Dónde? ¿Lo deseas? Y las respuestas se repiten en error, error, error. Las piedras siguen en el bolsillo.

Pregunto a Saúl por la poesía y me remite al indolente número 13. No se moja, no complace. La admiración es un pensamiento y he dejado de hacerlo. El todo siempre es nada y la verdad la causa que lo exprese.

Círculos, veo círculos. Solo círculos ajenos a los matices de la espontaneidad. Viene la luz hacia nuestras cabezas, es un inconveniente.

Hoy me has demostrado que no merece la pena. Que los bellos poemas que has escrito arden. Todo arde. El ingenio es prudencia y no lo posees, te hace daño.