martes, 17 de septiembre de 2013

Un ángel




Bajaba por las antiguas escaleras de la Delegación Provincial de Cultura de la calle Capitulares. Las piedras en el piso escoraban su pequeño cuerpo hacia los bordes, el lugar donde el mármol facilita un paso correcto.

Unas gafas negras y grandes cubrían buena parte de su rostro. Llegaba acompañado, poco después se sumaría Pepe de Miguel. El acto no había comenzado. Me senté en un banco de madera, allí dejé la chaqueta y la cartera con los papeles. Miraba los mensajes del móvil y fumaba un cigarro con las piernas cruzadas.

Algún siniestro se acercaba pero mis ojos seguían contemplando la delgada figura que se acercaba, el menudo caminar y la palabra verdadera.

Después del saludo cariñoso y auténtico indicó: ¿El bastón no es por estética, verdad? Así es, respondí, es por ética Pablo, por ética.

Me quité las gafas de sol amarillas por respeto, pero al ver que el poeta seguía con las suyas volví a ponérmelas. Hablamos de versos y de tiempos, de palmeras, de islas.

En Córdoba hacía un calor sofocante. Las cordobesas son aún más bellas. Los siniestros están en todas partes. Hoy Pablo García Baena ha sido un ángel, un ángel indolente. Gracias Pablo.



Noche oscura

                                                        San Juan de la Cruz

Porque es de noche y va cayendo el agua
nos abrazamos, solos, en el viejo
regazo del sofá en tanto suena
la voz de Nat King Cole, triste y cálida
rama de broncas ascuas crepitantes
en la garganta humana de los discos.
Aunque es de noche duerme en su litera
de angustia el senescal, ora dormido
el obispo yacente sobre el laude
y en su cama de ruedas duerme el ciego.
Dormido el mundo, tú y yo veíamos
solos sobre la tierra, porque es noche
y el agua vierte pura hondo sueño.
Un humo de durmientes nos acerca
las bocas... Calla tu corazón al miedo
aunque es de noche y está frío el planeta
con nosotros y el bosque de esa música
tupiendo yedras alrededor nuestro.
Llamas somos de un sueño largo y torpe
que los tendidos sueñan silenciosos
desde el catre postrero de la tierra.
Sólo es real el vaso rebosante
de mi sed, aunque el agua está manando
y es de noche para siempre, noche oscura.

                                   Pablo García Baena