jueves, 23 de julio de 2009

Dependencia



Desconozco el grado de dependencia que puedan tener las personas sobre sus propias actuaciones. Tengo una idea, pero es vaga. Los filósofos antiguos la ejercitaban hasta para cualquier cosa relacionada con el conocimiento. No existía el conocimiento sin dependencia.

Maritain, era muy propenso. Bastante diría.

La dependencia actual es de otro modo, mucho más simple. Los hay que no hacen nada sin consultar antes al gurú-consejero-amigo-enemigo-sabio. Y al final, a solas en casa, se tira de los pelos por haber hecho caso. Así, si veis personas sin pelo por la calle, podéis decir, “dependientes”.

La ignorancia del corazón es un grado de dependencia irreal. Y lo digo por vivir un caso similar no hace mucho. Los resultados o conclusiones los dejo en el aire de los atareados, que aún andan dependiendo.

Y, ¿quién no ha consultado alguna vez? Pero la consulta de reconocimiento. Sólo eso. Y si traspasa la barrera se convierte en adicción a la dependencia consumada.

La Ley reconoce grados de dependencia, hasta existe la propia Ley de Dependencia. Estáis de suerte, los maniaco-dependientes. Tenéis una Ley, y socialista. Ya podéis abrazar al capullo. Al capullo que la creo. (Si la hubieran redactado los de derechas, también serían capullos, pero en ese caso, capullos blancos de derechas, los otros son rojos).


18 comentarios:

Taller Literario Kapasulino dijo...

Interesante refleccion sobre la dependencia.
Creo que todos en algun momento, o en todos somos dependientes de algo.

Olga Bernad dijo...

Me he liado un poco con los capullos (me pasa siempre;-) aunque siempre he pensado que la dependencia no es más que una manera de intentar no estar solo. Puede ser tierna y terrible pero, al final, uno anda por sus pies o no anda. Otra cosa es que sea agradable andar en buena compañía, pero sólo es eso, un ratito de compañía... Yo la agradezco, la prefiero, la busco a veces y, sin embargo, sé que hay muletas que sólo entretienen.
De todas formas, qué humano es eso de depender...
Un beso, Javier.
Por la independencia y todo eso (y que conste que estoy brindando con un single malt de 56 grados -tengo cosas que celebrar-, así que usted disculpará las incoherencias;-)

Liliana G. dijo...

También desconozco el grado de dependencia que tienen las personas sobre sus propios actos, nunca lo pensé, porque cada quién está en su derecho de depender de sí mismo como se le antoje y lo hará a su manera, una manera desde no podemos opinar, por lógica desde afuera.

Los dependientes actuales son tan evidentes como el consumismo global. Patéticos, por lo cual no me apetece desglosar una conducta tan simplista.

La dependencia del corazón va intrínsecamente aliada a la primera definición (la de los propios actos) y es sólo un aspecto de ella, pero se acomoda a las generalidades.

Luego, me es imposible opinar sobre la "Ley de Dependencia" española, porque la distancia me haría una jugarreta, tanto, que hasta podría pensar que es un acto de corrupción encubierto del gobierno. Pero claro, como no sé, no opino.

Un cariño grande, Javier.

Julio dijo...

La dependencia puede ser enfermiza o por enfermedad: la primera no tiene cura; la segunda tendría que ser abordada por las autoridades con mayor eficiencia y sin perder el norte de la dignidad.
Un abrazo, Javier.

Capitán dijo...

Javier, el pelo, ese pelo, los hay que lo han perdido por no depender ni de su propia belleza, en fin.

Y en relación a la ley de dependencia, papá estado está en todo, y por tanto en nada, pero qué bien queda, ya sabes, depende de los votos.

Un abrazo.

José Miguel Ridao dijo...

De nuevo una brillante entrada para la reflexión. Al hilo de tus pensamientos, se me ocurre que es buena la in-dependencia, pero la no-dependencia es nociva. Conviene ser independiente hasta cierto punto, al fin y al cabo necesitamos de los demás.

Un abrazo.

Máster en nubes dijo...

Tema muy interesante, Javier.

Creo que cierta autonomía interior es buena, exterior también, pero siempre producto de la interior que es la que veces menos se trabaja. Y la que más miedo da.

Pero creo igualmente que cierta dependencia mutua, sin "cuelgues" ni patologías, es normal y desde luego que deseable en la familia, con los amigos, en todo.

Solos vamos a muy pocas partes, creo.

También pienso que el convivir con personas dependientes de ti (mayores, discapacitados, niños) te enseña a ver lo dependiente que es uno también, lo limitada, creo, incluso cuando estás en supuesta plenitud de facultades (es un decir ;-). No cuando seas vieja o cuando fuiste niña, ahora. Esa es la lección por llamarlo de algún modo que nos enseñan los que dependen de nosotros, nuestra propia dependencia.

Un abrazo
Aurora

Jesús Aparicio González dijo...

Ya lo dice el saber popular, las cosas importantes hay que consultarlas con la almohada, que es con uno mismo, en silencio y con tiempo, para discernir y hacer lo que al fin nunca sabremos qué será lo mejor, pero que por pensarlo no quede. La dependencia de los otros, según que casos, estorba más que ayuda.

Un abrazo

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

¿Dependencia? Todos somos dependientes; nadie es libre. Siempre se necesita de los demás... hasta de la tierra.
un saludo

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Bueno Carla, porque nos han enseñado eso.

Un abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Joder, Olga, que envidia, Single Malt de 56 grados.

Un punto menos, es mi favoritoooooooooo.

Un abrazote single.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Gracias Liliana.

Un fuerte abrazo y un placer.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Julio, tú si que sabes.

Eres genial amigo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Oh, Capitán. Un enorme placer poder charlar contigo, y a solas.

Te digo, he aprendido mucho, y el placer ha sido inmenso.

Un abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

José Miguel, eres un genio hasta redactando álogos.

Mil gracias.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Aurora, la mitad ¿o el doble de dependencia?

Un fuerte abrazo, amiga.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Gracias Jesús, eres muy amable.

Un abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Mª Ángeles, la dependencia hace que dependamos y depender depende de la dependencia.

Un abrazo.