SENTADO en esta silla de hospital el mundo se ha vuelto una discordia. La cadera, la espalda. Ya no sé si es muscular u otra causa de mayor envergadura. Todo se descompone. Leo los últimos correos atrasados de semanas. Muchos autores de las dos Américas que dan la enhorabuena por el Cervantes de don Nicanor.
Parra está feliz, sus argumentos no dejan de ser sombra y luz. ¡He recibido el premio de El Quijote! Repite ensimismado. Bloom no me convence. Su labor es admirable y su obra potente. Lo de Góngora lo acepto, lo de Cernuda nunca. ¿Dónde está Juan Ramón?
Es claro y manifiesto que sobre gustos no hay nada escrito, y la subjetividad supera en muchos casos la ficción. Una ficción personal y atrofiada. Mientras mantenga el apoyo de algunos suplementos y su doctrina cree cátedra seguirá alimentando la leyenda.
Hace unos días comentaba con EG-M sobre mi fobia a Chesterton. Al igual que Cernuda su magisterio no posee fundamento. Bueno, hay que aclarar, el fundamento que deseen administrarle los no iniciados.
Hoy día se fabrican símbolos, pero símbolos sin matices. Los autores se han acostumbrado a aceptar los desvíos. Pero el tiempo, nuestro tiempo, pone a las personas en su sitio, a los autores en sus tumbas, y a sus libros en mercadillos de viejo a menos de un euro.
No sé si llegaré a entender alguna vez las obras de esos que denominan grandes. ¿Hace falta? Con Novalis, con Rilke, con Eliot, Pound, Juan Ramón y con Parra, tengo intereses personales hasta el día de mi muerte.
Sevilla se pudre. Marset habla hoy en El Correo de Andalucía de verdades como puños, como brazos completos. Dice Juan Carlos que nuestra delegada de Cultura (mía no desde luego) es una inculta e ignorante, y ese popular que no acepta los retos y se llama Zoido autoriza las doctrinas socialistas como si fuera una contradicción. Otra vez la Feria del Libro tendrá de regidor al mismo que suplía las deficiencias de los del capullo en la mano.
Sevilla huele a naranjas podridas y Bloom tendría que venirse una temporadita a esta ciudad. Le llevaré a Moguer, a ver si aprende algo.
Entrevista a Juan Carlos Marset. Pinchar AQUÍ.