A PESAR de
haber agotado todas las combinaciones posibles debo reconocer que a las moscas
les atrae la poesía. Siempre acuden al libro que dejo sobre la mesa de cristal
del salón.
Nacho no abandonó la música nunca pero en nuestros viajes a Roma, en los años ochenta, amaba la fotografía. Éramos precursores de los monumentos. La foto del ángel negro la conservo en un cuaderno azul adquirido en la Cartoleria Pantheon, en la Via della Rotonda. Hoy la he tocado.
Ahora todo es distinto. Sobre la mesa dejo a Gamoneda y a otros no poetas que no saben estar a la altura de las circunstancias. Apenas salgo al porche, tengo calor y me dan miedo los ruidos de la noche. Paseo, eso sí, con un cigarro entre los dedos y el móvil en el bolsillo, por si llamas desde Londres.
Ya no me fijo en los monumentos, ni en las piedras. Cuando viajo prefiero observar a las personas, sus movimientos, sus rostros y expresiones. Imagino versos y vidas. Las mismas que Nacho plasmaba en las instantáneas de los años ochenta.
He salido al porche a tomar un refresco y un grito ha anulado las proporciones de la existencia. Ha sido como un golpe, una imaginación. Tropiezo con el libro de Rosales. Oigo el silencio universal del miedo está siempre presente. Chesterton también es coyuntura. Manipulable. De nada me sirven sus escritos. ¿Alguien ha dicho miedo?
He recibido un correo de Nacho desde la India. Vuelve a sus deseos. Hoy he pasado mis dedos sobre tu foto y acabaré durmiendo con el ángel negro. ¿Alguien Tomás? ¿Se es alguien en realidad? El ser es permanente, esencia, es lo evidente, la poesía.
Me han mandado mis pasajes para Ecuador y Chile. Debo llamar a El Tabo antes de que anochezca. Leo Leprosorio de Reinaldo. Los libros de Márai vienen conmigo, no quedan en el sucio cristal de las moscas infames.
Escaneo la foto y la mando a Nacho en Mumbai. Después acudo al árbol de dios para leerle un prototipo de poema, un artilugio. No le gusta, ha movido tres ramas. He tirado el cuaderno marrón donde estaba escrito. Es difícil esto de la poesía, la no poesía es un engaño. Y siguen agrupados.