A veces la poesía provoca una infección terminal y tremendamente contagiosa. Recuerdo a Luis Rosales en 1991, de la mano de Antonio Porpetta. Y a María (la casa siempre estaba encendida para ella). Sus palabras de tono vivo y apagado, su mirada tras los cristales de las gafas de pasta. Y el movimiento de sus manos, que era, como un rostro en cada ola.
Ahora recuerdo mucho. La ebriedad de Claudio Rodríguez, el señorío pausado de Antonio Colinas y sus llamadas desde Ibiza. La visita de Jaime Siles vía Viena. Las numerosas presentaciones de Aquilino Duque. Las cien cartas que recibió Guadalupe Grande, la hija de Félix. La tosquedad temblorosa de Antonio Hernández. La caballerosidad de Antonio Enrique y José Lupiáñez en Granada.
El pesado viaje en tren desde Almería con Mercedes Escolano y Rafalito Inglada. Otro viaje menor, también gracias a Renfe, a El Puerto, a casa de José Luis Tejada (menor, por ser más corto, se entiende). Pablo García Baena en El Baúl, o María Victoria Atencia y su letra cuerpo de cisne.
Era otro momento, otra vida. Los interminables bocadillos de calamares que nos hemos tomado Abel Feu y un servidor, por el puente de Triana. La foto mordiendo una manzana con Ana Rossetti. El fallecimiento de Lola Luna. Jesús Aguado y Juan Carlos Marset de la mano por la Rábida. El respeto a José Luis García Martín. Los duros momentos del funcionario valenciano José Julio Cabanillas.
Podría no terminar nunca. Esto se pega, es peor que la gripe A. La vida, la poesía. El recuerdo.
Ahora recuerdo mucho. La ebriedad de Claudio Rodríguez, el señorío pausado de Antonio Colinas y sus llamadas desde Ibiza. La visita de Jaime Siles vía Viena. Las numerosas presentaciones de Aquilino Duque. Las cien cartas que recibió Guadalupe Grande, la hija de Félix. La tosquedad temblorosa de Antonio Hernández. La caballerosidad de Antonio Enrique y José Lupiáñez en Granada.
El pesado viaje en tren desde Almería con Mercedes Escolano y Rafalito Inglada. Otro viaje menor, también gracias a Renfe, a El Puerto, a casa de José Luis Tejada (menor, por ser más corto, se entiende). Pablo García Baena en El Baúl, o María Victoria Atencia y su letra cuerpo de cisne.
Era otro momento, otra vida. Los interminables bocadillos de calamares que nos hemos tomado Abel Feu y un servidor, por el puente de Triana. La foto mordiendo una manzana con Ana Rossetti. El fallecimiento de Lola Luna. Jesús Aguado y Juan Carlos Marset de la mano por la Rábida. El respeto a José Luis García Martín. Los duros momentos del funcionario valenciano José Julio Cabanillas.
Podría no terminar nunca. Esto se pega, es peor que la gripe A. La vida, la poesía. El recuerdo.
23 comentarios:
Podrías escribir un libro sobre poetas, sobre cómo son los poetas.
La nostalgia es un sentimiento agridulce que me encanta. Es como estar viendo llover desde casa con una mantita, sin que importe nada más. O como hacer excavaciones hacia dentro de nosotros y encontrar restos de mucho valor, que parecian enterrados y olvidados.
De vez en cuando hay que ponerse nostálgico, Javier.
Abrazos.
La nostalgia de momentos que nos marcan es agridulce, y muchas veces rememorarlos ayuda.
Veo mucha literatura en tus nostalgias.
Un abrazo
¡Pero qué hermoso es que se pegue!
Si las nostalgias se alimentaran sólo de poesía, la vida y los recuerdos conformarían el más extraordinario de los sonetos.
Me encantó este post preñado de remembranzas sin rima.
Un beso grande.
Percioso homenaje a tus compañeros poetas pero, sobre todo, a tus recuerdos. Los recuerdos son la mayor prueba de que hemos vivido, y los tuyos veo que son intensos. Un abrazo.
¿Qué haríamos sin los recuerdos, sin la memoria, sin la huella de lo vivido, esa oscura cicatriz?gracias javier por compartirlos con los que aquí llegamos.
Un beso muy fuerte
Apoyo la propuesta de Cotta, Javier.
....viajar en el tiempo , en el que todo parece tan simple como inevitable...
"..la poesía se escribe con lágrimas , la novela con sangre y la historia con agua de borrajas.."
...pero nadie podrá robarnos los recuerdos y nostalgias...
Un abrazo.
Vicky.
Es lindo leerte hablar de poetas... sabes bien del tema y me gusta :)
un beso
Siento en tus comentarios nostalguias y te entiendo pq yo también las siento,desde pequeña me sentaba al lado de un grán poeta ,sencillo,sn arrogancias,sintiendo de corazón lo que escribiapero hay que segur caminando mi querido Javier aunque también es bueno recordar las cosas buenas y las malas pq nos ha enseñado a luchar con más fuerza,Con cariño Vicky
Eso tienen los buenos recuerdos,se recrean en el presente a veces con detalles que sorprenden...
Gracias Jesús. Es tarea difícil.
Un fuerte abrazo.
La vida sin nostalgia no es vida, querida Maite.
Un abrazo.
Capitán, más que Literatura, es vida.
Un abrazo.
Gracias Liliana, eres un encanto.
Un fuerte abrazo.
Gracias Ridao.
Un fuerte abrazo.
¿Y ese jamón, estaba bueno?
No hacemosnada sin ellos, Marisa.
Nada.
Un beso para ti.
Julio, muy difícil, mucho.
Un abrazo.
Vicky, y nadie nos lo roba, nadie.
Recibe un abrazo.
Conozco a Rafael, Rafael, y valga la redundancia. Mucho.
Un gran personaje, y un poeta muy digno.
Un abrazo.
Gracias Siab, eres un sol.
Un abrazo.
Gracias por tu álogo Victoria. Por todo él.
Un abrazo.
Y tanto que se recrean América.
Un fuerte abrazo.
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