Mi padre nació en Hinojos (Huelva) y mi madre en la Macarena (Sevilla). Se crió en un corral de vecinos (corrala) de la calle Antonio Susillo. Allí vivió con sus hermanas y sus padres.
Mi abuelo, Antonio Menéndez, trabajó en el Alcázar. Su familia era asturiana. Se cuenta que un día vinieron a visitarlo por su segundo apellido, Berjano, pero él se tomó a coña lo que le dijeron. Yo con el tiempo me tiré de los pelos.
Por el destino que nos sigue y prosigue, nací en Puerto Real (Cádiz). En la calle Marqués de Comillas. Muy cerca del mar. Pegado a él. Los cubos de cañaillas fueron mi recuerdo de la infancia, como los antipoemas de Nicanor Parra.
Esa habitación de Antonio Susillo, junto a Feria, la ocupé durante años. Allí tenía mis libros, mi mesa. Recibía la visita de poetas, y aunque en invierno debíamos salir al servicio común del patio, las mejores lecturas las recuerdo de esa fecha.
Allí conocí a Pepe Cala, y a tantos, que me atrevo a decir que fueron los mejores años de una vida.
Acaricié los muslos de quien se dejó amar, y leí los versos que quien se dejó leer.
Hoy he pasado por la puerta y un bloque moderno de apartamentos oculta la pureza y la nostalgia. Después he acudido al cementerio de San Fernando, debía ver el Cristo de las Mieles (y a mi padre). Susillo se lució.
Mi abuelo, Antonio Menéndez, trabajó en el Alcázar. Su familia era asturiana. Se cuenta que un día vinieron a visitarlo por su segundo apellido, Berjano, pero él se tomó a coña lo que le dijeron. Yo con el tiempo me tiré de los pelos.
Por el destino que nos sigue y prosigue, nací en Puerto Real (Cádiz). En la calle Marqués de Comillas. Muy cerca del mar. Pegado a él. Los cubos de cañaillas fueron mi recuerdo de la infancia, como los antipoemas de Nicanor Parra.
Esa habitación de Antonio Susillo, junto a Feria, la ocupé durante años. Allí tenía mis libros, mi mesa. Recibía la visita de poetas, y aunque en invierno debíamos salir al servicio común del patio, las mejores lecturas las recuerdo de esa fecha.
Allí conocí a Pepe Cala, y a tantos, que me atrevo a decir que fueron los mejores años de una vida.
Acaricié los muslos de quien se dejó amar, y leí los versos que quien se dejó leer.
Hoy he pasado por la puerta y un bloque moderno de apartamentos oculta la pureza y la nostalgia. Después he acudido al cementerio de San Fernando, debía ver el Cristo de las Mieles (y a mi padre). Susillo se lució.
24 comentarios:
Una entrada plena de nostalgia, Javier, espero que algo dulce al menos.
Un muy fuerte abrazo.
Otro para ti. Lamento lo del 17, yo tampoco estaré.
Las "amejeillas" para ellos, nosotros estaremos de "guardia".
Un abrazo, y mil gracias.
pasar por donde fue nuestra niñez y darnos cuenta q la han querido derrumbar es terrible!!
un beso
Me recuerda un poco al noventayocho, pero es distinto. Como siempre, consigues dar en el clavo.
Saludos Javier
Muy poético y romántico post. He tenido que buscar a Antonio Susillo, para saber que era un escultor sevillano, al Cristo de las Mieles y su leyenda (preciosa por cierto...el panel de miel en su pecho de madera...)y a PEPE EL CALA, del que Antonio Rivero tiene un post en su blog muy interesante.
Pues nada, que toda una lección me llevo hoy, de apredizaje.
Gracias.
Besos. Javier
Los años de infancia y juventud siempre son los mejores, pero los de ahora no deben ser malos, ¿no?.
Un abrazo
Una mirada que casi es una caricia por aquellos años. Siempre van a dejarse acariciar, es lo que tiene el recuerdo, que sabe decir sí como nadie.
Precioso.
Septiembre es nostálgico.
Te comprendo perfectamente.
Un saludo, Javier.
Recordamos y vivimos de nuevo, y nos reencontramos con aquello que fue...Un beso
Me ha gustado, Javier. Hay otra cosa que no había visto antes en tu blog, creo. Un abrazo
Aurora
El recuerdo de un pasado mejor destruido, es como el romper un cristal. Todo se vuelve confuso, y no sabes donde estan tus pies.
Me ha gustado, gracias.
Nostalgia hecha literatura. Precioso, Javier.
Los recuerdos se convierten en recuerdos cuando nos roban su escenario. Me doy una vuelta por aquí, con tu permiso.
Lo entrañable acaricia la nostalgia y deja que pase despacito por la vida de un día corriente.
Un abrazo y te deseo buen comienzo de curso
Muy emotivo, Javier. Me ha gustado mucho.
Recibe un abrazo y mi sincera felicitación
Muchas gracias por todos vuestros álogo.
Recibid un fuerte abrazo.
La nostalgia siempre nos conmueve pero deja el sabor dulce de un pasado que no olvidaremos nunca y que es parte de nuestra historia.
Me gustó mucho, Javier, suelo ser nostálgica, pero de las que disfrutan recordar con cariño...
Un beso.
Gracias Liliana.
Un abrazo.
Javier hay sentimientos,recuerdos inalterables aun en el tiempo,bendita nostalgia que mantiene vivo el corazón,totalmente franca al respecto es una entrada muy bella.
Un abrazo....
Muchas gracias América.
Un fuerte abrazo.
Allí recibiste a poetas...eso me parece el súmmum de cómo pasar las mejores veladas. No me extraña que tengas estos bellos recuerdos.
Delicada entrada, gracias por dejárnosla leer.
Me alegra Mery, es vuestra.
Un abrazo.
Magistral (me estoy poniendo al día).
¿Qué te digo Joaquín?
Gracias.
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