domingo, 15 de noviembre de 2009

La recepción del hotel



El martes viajo a Madrid. Por las noches me encuentro solo en el hotel, y suelo delirar.

La madrugada nos hace descubrir que la vida en ocasiones no tiene sentido. Y el poco sentido que le queda nos confunde como a una pared dormida.

¿Por qué dejamos de decir las cosas que acabamos diciendo? ¿Nunca hemos estado tan bien como en los ratos del hallazgo? Tengo el sentido planteado, pero sin ninguna posible definición.

He olvidado caminar normalmente, y ahora todo es una forma de arrastrarse, una obra de mejora que no termina nunca.

Quiero mantener la felicidad, pero este presente lo impide.

Si alguien encuentra mi corazón, por favor avisar a recepción. Gracias.


26 comentarios:

Capitán dijo...

Descubres la mitad de mi mundo, paredes de hotel, delirio, sin sentidos y ahora palabras que llenan mi cabeza y por fin saben por dónde salir.

Un abrazo

maile dijo...

Si sólo se trata de literatura, vuelvo a no entenderle, mi querido caballero. Siempre supe que mis entendederas son limitadas…
Pero de esas “realidades” si que conozco, y de esas madrugadas de delirio, de esas horas amargas y sin sentido, de esas palabras que se resisten hasta no poder más y de esa felicidad que se escapa como agua entre los dedos… también.
Un corazón late, ama y siente, pero la felicidad espera hasta encontrar su madrugada. Y, mientras tanto, el corazón duerme y se olvida.
Ojalá alguien encuentre su corazón... Si ve el mío, llámeme. Pero hoy nadie va buscando corazones.
Quiera Dios que, aunque sea, le acompañen las Musas y que no delire demasiado en Madrid.

Liliana G. dijo...

¿Lo dejamos en un sobre o lo entregamos personalmente? ¿Lo envolvemos para regalo o lo llevamos en la mano?

Mis dudas materiales quedan agobiadas ante la magnitud de tus dudas existenciales....
Aunque si querés mantener la felicidad, es que aún no la has perdido, luego, el presente tampoco ha logrado quitártela (porque aún la tenés). Por lo tanto ¿para qué hacerse problemas por algo que no ha pasado?

¡Viví tranquilo, sos feliz y no te diste cuenta! :)

Besazos.

mangeles dijo...

¡En Madrid, hoy en día, como pierdas algo, acaba enterrado en una zanja de obras municipales¡ ¡ Se siente Javier...

Besos, y bienvenido a los Madriles.

Paloma Corrales dijo...

A veces la memoria intenta resarcirse y nos hace ajenos a nosotros mismos.

Un abrazo Javier.

Juan Antonio González Romano dijo...

Me han dicho que han hallado fragmentos de tejido coronario dispersos por La Caleta, La Viña y el Falla y el Carranza.
Un abrazo, Javier.

oliver sotos gonzález dijo...

El gato que está triste y azuuuuuuuuuuuuuul!!!!!!!!!!!!!!

¿Qué es la felicidad? Almíbar baladí.
¿Qué es la felicidad? Un reaggeton,
una milonga, un merengue de limón,
y el gran caimán es un estercolero,
que la felicidad es puro cuento,
y los cuentos, de Andersen son.

Anónimo dijo...

Dear Sir,

Odio los hoteles, no puedo aguantarlos, así que si no es literatura le entiendo perfectamente y comparto esa desazón que le entra.

Y si ha sido real, parece mentira que pase Vd. por Madrid y ni llame para que los habitantes podamos invitarle a algo. Luego, claro, va Vd. echando esas pestes, que si la mancha de aceite, que si tal, que si cual... Tomo nota, caballero.

Yours

Mary Queen of Scots

Javier Sánchez Menéndez dijo...

¡Qué duro es tu mundo Capitán!

¡Pero qué real!

Un abrazo, a media pensión.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Gracias Maile. Buen álogo, el suyo.

Pues la verdad, que habrá delirio en Madrid, y "tremens".

Gracias de nuevo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

¡Qué grande es la Literatura, Liliana!

Me lo puedes enviar al hotelito, con encanto, pero hotelito.

Gracias.

Pd. Por mensajería me llega antes.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

¡Ah, estos alcaldes Mangeles!

Un abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Somos así Paloma, así. Nada más y nada menos.

Gracias.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Ya me lo decían, tanto subir escaleras...

Juan Antonio, envialos a cobro revertido.

Gracias.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Oliver, ¿felicidad?

¿Ha inventado ese término?

Un abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Tome nota majestad, le enviaré una misiva con mi servicio, y con honores.

Usted no se merece menos.

Gracias.

veridiana dijo...

¡ Cuidate ese corazón! Procura que no se pierda... yo viajo a Madrid el miércoles con mi hermano que es cardíologo...

Un abrazo

Conchi Guirao dijo...

Y todo por ser esclavos de tantas cosas...

Un beso Javier

América dijo...

Buenas tardes Javier.

Un cordial saludo dominguero,para serte franca discrepo absolutamente en cuanto al paradero de tu corazón,está donde debe estar,latiendo perfectamente, no se escribe así cuando se tiene el corazón perdido,extraviado o en paradero desconocido.

La madrugada suele tener una personalidad acosadora bien acompañada se asoma junto al silencio y puede ser inspiradora,en cuanto a la felicidad si partimos de que no existe como tal ya que es la suma de todos los buenos momentos repartidos a lo largo de nuestras accidentadas existencias basta con caminar con paso firme.

Siente como late tu corazón es el milagro más grande que nos da la vida.

Como entre esta vez haciendo ruido me voy De San José a Mojácar,(aun no se bien la la distancia de una punta a la otra ).

Un fuerte abrazo.

Dyhego dijo...

JAVIER:
Descríbenos tu corazón para poderlo encontrar más fácilmente.
Salu2

Javier Sánchez Menéndez dijo...

¡Qué suerte Veridiana!

Si tengo algún problema, se lo hago saber.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Por eso, y un poco más Conchi.

Un abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Muchas gracias América, tiene usted buen oído, ya que yo ni lo oigo.

Un fuerte abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Diego, lo encontró Juan Antonio, en La Caleta.

Un fuerte abrazo.

Mery dijo...

Querido Javier, el corazón tiene sus razones; se marcha, nos deja, vuelve alborotado o mohíno.
Lo bueno es que sabe que su casa siempre es y será ésa: tu pecho.

Un besazo

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Gracias Mery, eres muy expresiva.

Recibe un fuerte abrazo.