viernes, 20 de noviembre de 2009

Lapsus 9



Impredecibles,
hicieron el amor
muertos de miedo.

26 comentarios:

José Miguel Ridao dijo...

Cuando te ajustas al esquema 5-7-5, como en los dos últimos, los lapsus son mejores. ¡Viva el haiku! ¡Muera la soleá!

Juanma dijo...

(¡¡Ridao, por Dios, no blafesmes!!)

Este lapsus es de los que más me gustaron. Y no digo más, que todo lo que pienso se asoma a la necrofilia. Lagarto, lagarto...

Un fuerte abrazo, querido Javier.

maile dijo...

¿No será que temían que alguien escuchara tras la puerta, no ?
La adrenalina es buena en ocasiones.

Anónimo dijo...

Dear Sir,

Im - pre-decibles, me gusta la palabra que da más de si: no se podían ni decir, a veces decirse a uno algo es más difícil que prever algo. Ni decirse una a veces puede antes.

Con todos mis respetos para Vd.

Menos miedo de cerca siempre todo el mundo, de cerca no impresiona "casi" nadie, todos más humanos.

Mary Queen of Scots (pasada por el Guadalquivir, vivan los Mercuriales a los que Dios guarde muchos años)

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Ridao, la soleá no puede ni debe morir nunca.

Es el arte en grado sumo.

Un abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Gracias Juanma, lagarto, lagarto.

A ver si te llevas al lagarto de Ridao al programa, bajareis de audiencia "médica".

Javier Sánchez Menéndez dijo...

No sé cómo decirlo Maile, pero la adrenalina no existe.

Un abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Majestad, ¿qué no impresionamos?

Vaya, vaya. Estábamos cortados, era la primera vez que un "bibalvo" acudía a nuestra mesa.

Y debo decir que fue un enorme honor.

fallamos en el saludo, a una dama de la nobleza o realeza hay que saludarla,..., ya sabe usted.

¡Y nos quedamos cortados!

¡Cuánto honor!

Eso sí, Cotta se saltó el protocolo.

Gracias.

Anónimo dijo...

Impredecibles,
hicieron el amor,
muertos de gozo.

Y vivan las soleares, claro:

En la noche, impredecibles,
desde el amor a la muerte,
todo parece posible.

Un abrazo.

Dyhego dijo...

Me ha gustado especialmente este lapsus. No sabría decir por qué.
Me gusta.
Salu2

José María JURADO dijo...

Impredecibles
hicieron el amor
muertos de rana.

Y chop, chop, chop.

Juan Antonio González Romano dijo...

Impredecibles,
parecían dos ranas
muertas de haikus.

Olga Bernad dijo...

De tanto salto
ya estaban las ranitas
muertas de asco

Javier Sánchez Menéndez dijo...

De tanto esmero
la colé de mañana
al agujero.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Vivan las soleares, Octavio.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Yo no lo sé decir, Diego.

Es tuyo, te lo regalo.

Un abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

¡Tenía que saltar la rana José María!

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Juan Antonio, ¡otro ranito!

Javier Sánchez Menéndez dijo...

¡Viva el cachondeo Olga!

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Me permití antes el lujo de seguir la serie de prodigios en los álogos de los lectores.

Un saludo a todos y os deseo un buen fin de semana.

Gracias.

Anónimo dijo...

Ay, la primera vez...

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Muchas gracias Antonio.

¡Pues no había pensado en la primera vez!

Liliana G. dijo...

Eso es lo bueno de lo imprevisible... nunca sabremos por qué.

Besos mil, Javier.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Nunca Liliana, nunca.

L.N.J. dijo...

Increíble, pero cierto.

Saludos.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Así será Lou.

Un abrazo.