lunes, 1 de noviembre de 2010

The Face (cincuenta y siete) (Tercera Inclinación)



Estuve a punto de perder la calma. Es muy difícil que lo haga, y mucho más que ocurra. Mis manías dejan, poco a poco, de tener incógnitas. Soy una tumba abierta, siempre que el aire entre por todos los poros. Respiro. Tomo un libro de Luis Rosales y, de pronto, llaman a casa. Me pongo las botas (está lloviendo). Salgo. Tengo que recorrer un buen trecho hasta la cancela. Ya allí, unos chicos (bien chicos) me dicen “¿Truco o trato?".

Sonrío. Por un momento se nubla mi vista. Repito versos de Rosales en voz baja. Vuelven a hacerme la misma pregunta mientras yo me cuestiono si es una impresión de los sentidos esta aparición. ¿Cómo es posible que hayan llegado tan lejos? A la A-477. Aquí, entre encinas y pájaros, unos majaras delante de una ironía.

Te has marchado sin avisar. Me quedé dormido en el sofá y el tocadiscos estaba aún funcionando. Lejos no andarás, te puedes perder por las carreteras, y no somos amigos. Seguro que vuelves rápido.

De pronto, le dije a los jóvenes: “¡Vamos, venid conmigo!”. Me siguen. Entramos en casa. Tomamos el camino de la izquierda y ya al final del jardín les invito a que cojan calabazas. "¡Llevaos las que podáis transportar!".

Cada uno tomó una. Eran grandes. Un chaval la arrancó de la mata con los dientes. ¡Qué bestia! Agradecidos chocaron la mano contra la mía, en plan colegas o algo así. Y no somos amigos.

Escucho tu voz a lo lejos. No calculo la distancia. Tampoco calculo las veces que he repetido los mismos poemas, o he creado versos sobre otros ya cerrados. Debemos volver a la base, a la esencia, a la autenticidad. Y sólo se llega por el camino de la creación trabajada.

El fin del poeta es transmitir un mensaje. El mismo. El único. El auténtico. Es nuestra misión. Y para ello destinaremos los recursos necesarios y suficientes. Pero el mensaje es uno. Exclusivamente uno. Y se puede presentar de muchas formas. Las mismas que te llevan a él, una y otra vez.

Has llegado. ¿Somos amigos? Mira que hoy estoy generoso y te puedo regalar una calabaza.