Cuando te pones la máscara estás guapísima. Ahora, mil campanas suenan en tu corazón. El bajo de fondo determina un tono exquisito. No sé si casarme con el bajista o con la máscara. ¡Lo que hace la ocultación de la realidad! Intentas dar la cara, y te encuentras con un frontal manido y viejo por el agua.
Vuelvo a Londres. Te hablo de Sharleen y de Gwen, para quedar, y te enfadas. Gerry me guiña un ojo. ¡Qué maravilla! A veces entran ganas de tirar por la calle de en medio, pero no es plan. Y menos ahora que vamos forjando alfajores rellenos de almendras.
En King's Road me presentan a Robbie. ¡Qué gordo! Es bueno pero un poco prepotente. Si escribiera poesía le faltaría el tono. Estoy más que seguro. Lo dejo rodeado de mentiras y falsedades. Tiene máscara.
Llevo unos días pensando en Claudio Rodríguez. En su vida y su poesía. En los escasos pero intensos encuentros mantenidos al borde de un ataque de precisión. Sus versos eran justos, y a veces, cuando sobran palabras le recuerdas. Aprendí mucho de sus consejos, en sus mejores momentos. Las lecturas deben ser islas. Islas aisladas y concéntricas. Escuchas al poeta pero cierras los ojos. Tu mundo es el sentido. Debes buscar la esencia.
Algo más que recuerdo era la exactitud rigurosa del lenguaje. ¡Casi nada! Y no te conformes simplemente con oírlo, debe ser aplicado.
Tono y máscara. Un encuentro formal. Hace frío en Londres. Mucho frío. Y aquí no para de llover. Este mes de febrero es muy extraño.
Pero no olvides nunca, amar se escribe siempre con hache intercalada.
Vuelvo a Londres. Te hablo de Sharleen y de Gwen, para quedar, y te enfadas. Gerry me guiña un ojo. ¡Qué maravilla! A veces entran ganas de tirar por la calle de en medio, pero no es plan. Y menos ahora que vamos forjando alfajores rellenos de almendras.
En King's Road me presentan a Robbie. ¡Qué gordo! Es bueno pero un poco prepotente. Si escribiera poesía le faltaría el tono. Estoy más que seguro. Lo dejo rodeado de mentiras y falsedades. Tiene máscara.
Llevo unos días pensando en Claudio Rodríguez. En su vida y su poesía. En los escasos pero intensos encuentros mantenidos al borde de un ataque de precisión. Sus versos eran justos, y a veces, cuando sobran palabras le recuerdas. Aprendí mucho de sus consejos, en sus mejores momentos. Las lecturas deben ser islas. Islas aisladas y concéntricas. Escuchas al poeta pero cierras los ojos. Tu mundo es el sentido. Debes buscar la esencia.
Algo más que recuerdo era la exactitud rigurosa del lenguaje. ¡Casi nada! Y no te conformes simplemente con oírlo, debe ser aplicado.
Tono y máscara. Un encuentro formal. Hace frío en Londres. Mucho frío. Y aquí no para de llover. Este mes de febrero es muy extraño.
Pero no olvides nunca, amar se escribe siempre con hache intercalada.