J. M. Barrie se impresionó de la familia que jugaba en Kensington Park. Tanto que tomó prestado el juego y la simpleza, la elegancia y los movimientos, la naturalidad infantil y el sentido común del sinsentido.
Respeto a Valente pero no me llena. No siento el mordiente capaz de transmitir algo más allá del frío y las sombras.
Hyde Park está helado. Hasta a los charlatanes se les hiela el moquillo. Leer a Valente en Hyde Park es duplicar el sentido de la oscuridad.
Una alternativa para entrar en calor es Parra. Siempre Nicanor.
Respeto a Valente pero no me llena. No siento el mordiente capaz de transmitir algo más allá del frío y las sombras.
Hyde Park está helado. Hasta a los charlatanes se les hiela el moquillo. Leer a Valente en Hyde Park es duplicar el sentido de la oscuridad.
Una alternativa para entrar en calor es Parra. Siempre Nicanor.
9 comentarios:
He leído hace unos días una antología de Valente, y he tenido la misma sensación: monotonía puntuada de algunos toques atrabiliarios. Sólo me gustaron un par de poemas, entre ellos "reaparición de lo heroico", como novedosa incursión en lo épico. Un abrazo.
Acordarse de Peter Pan en Londres, es como de Pinoccio en Florencia. Creo que son personajes primos hermanos.
La sensualidad de la que se habla en los poemas de Valente se me queda en reveldia, a veces, adolescente... No niego que su pluma no sea genial pero estoy contigo... no me llena
Besos
Cita
Tengo parientes viviendo en Londres y ahora que te leo me dan unas ganas tremendas de escaparme para allá, sin mas dilación.
Un abrazo
Bien descrito José Miguel¡¡¡
La coincidencia es un descubrimiento.
Gracias.
Rafael ¡qué grande es Parra!
Un abrazo.
Bueno Joaquín, más que acordarse es vivirse.
Un fuerte abrazo.
Gracias Cita.
Un abrazo.
Pues, ¿y por qué no?
¡Vamos Mery!
Publicar un comentario