Me muero por besarte. Pero te has empeñado en ponerte silicona en los labios, y cada vez que te doy un beso, tu boca me sabe a contratiempo. Una pena. Y mira que te quiero.
Esa mezcla entre recuerdo y silicona, hace que no comparta lo que un día te hizo daño. Déjame, mujer. Amo a un enigma. Eres joven y el traje negro me apasiona. Pero no me pone. Como no me ponen las opiniones de poetas juristas y contravertidos.