Cuando la joven María reclina su cabeza sobre José, ese asiento oxidado en el parque tiembla. Todos los transeúntes observan a la pareja. Ellos se abrazan, y sueñan con la casa que tendrán algún día. VPO o POV, lo mismo da. Es su nido, su hogar o su portal.
Sin más futuro que unas manos y el amor mutuo, esperan disponer de un presente en pasado. No entienden de política, ni de deudas públicas. En su bolsillo tres euros para una hamburguesa de oferta en la cadena.
Todos los días José acompaña a María en la despedida. Se besan y sonríen. Un hasta mañana. El joven, con las manos en los bolsillos, silba y da patadas a lo que encuentra en la calle. No aparta de su cabeza el rostro de la amada. Ni oficio ni beneficio.