Hace solo unos días, don Nicanor cogió su coche y se dirigió a un restaurante playero en Las Cruces. Un viejo escarabajo. Su sonrisa, la alegría, la vida. La incierta manifestación de la poesía auténtica. Y es que don Nicanor, con 96 años, se atreve a conducir por esas carreteras, y a saltarse la siesta si es la poesía quien le requiere. Nicanor Parra es más grande con sus años.
Después de lo de Cádiz he intentado descansar. Córdoba, Cádiz, otros viajes mayores. Y por fin, un minuto de respiro que he convertido en horas. Muchos han sido los libros que he recibido por mail. No he respondido a todos. Uno de ellos ha provocado un rato de sonrisas. Un poeta me envía un libro “Para que usted lo publique en su editorial”. Y culmina el texto: “Y le exijo papel reciclado en la edición de la obra, ya que soy un hombre muy reciclado”.
Otro que me trasladó el libro de un conocido, y le respondí hace varias semanas, ahora invita a la justicia con insistencia. ¡Qué grande es la poesía! Después de escuchar lo que ya he oído, nada más me queda. Todo resbala por los acantilados. No deseo nada, todo me sobra.
Una cantante española remite la obra de uno de los autores de sus letras. Y es que esa cantante no me gusta. ¿Qué hago? Le he dado al Play pero no suena. No se ha ido la luz. La lámpara sigue encendida. Me gusta que la poesía acumule vida. La poesía que escriben los peces sigue en el agua.
¿No te ha ocurrido a veces, después de leer un poemario, que quedas vacío? Magnífica construcción, oficio premeditado, incluso hay tono y ritmo. Distancia y actitud. Pero no hay vida. Le falta el paso que algunos no ven. Ni siquiera la crítica. ¿Pero, hay crítica? Se confunde la vida con los acantilados de la playa. Hay que vivir, hay que seguir viviendo. La vida es una errata en nuestro calendario. Una errata muy grande.
El deseo de la suerte se agradece. Es como ver al toro y esperarlo. Disfruto de los lectores. Mi hijo Jaime me acerca su primer vídeo, me lo hace llegar para saber mi opinión. He recordado a T.R.R. por un momento. Sus apuntes sobre arte y música me han hecho abrir los ojos. ¿Qué cantidad de cosas se pueden hacer en un vídeo? La poesía no cuenta con tantas ayudas virtuales.
Hay que vivir, hay que seguir viviendo. Y esa simple actuación nos cicatriza. No logro salir del círculo. He leído que eso se denomina acumulativo. Me gustaría entrar en un triángulo, en un rectángulo. En un rombo tal vez. Pero este círculo me lleva siempre al punto de partida. Y eso es el desconcierto.