jueves, 1 de septiembre de 2011

36 (Treinta y seis)



Bice tenía un rostro extraño, tremendamente inesperado. Habíamos quedado en el Café Tortoni, un lugar centenario repleto de arte, de bustos y relieves de Borges, de Storni o de Carlos Gardel. Estaba en el centro de la ciudad. Mientras Simón pedía algo para beber Bice fumaba. Agarraba el cigarrillo con los dedos y miraba al suelo. Observaba cada uno de sus movimientos. No decía nada. Quedé aturdido por su triste belleza.

Un secreto es una virtud que nos confina al cielo. Nunca nadie nos ama, todo siempre es mentira. Fumo para olvidar y escribo para mentir. El whisky sabía a rayos, era nuestra energía.

Beatriz deseaba verme. Hablar o debatir por un sufragio universal de la poesía. En el bolsillo del abrigo tenía las postales de Sara y de Dante. Mi comportamiento ha resultado exacto, correcto. Nunca he traicionado a nadie, siempre he defendido lo cierto, la verdad, la belleza. No involucres mi nombre en estos versos.

Me piden que revise los últimos poemas, el de Tintín, Mafalda, el del perro Snoopy. Faltan palabras en el diccionario para definir lo que siento por Bice. Simón está en lo suyo. Pido autorización para hacer unas fotos del establecimiento. Procuro que en todas aparezca Beatriz. Es el infierno. Dante me observa detrás de la ventana. Hace frío en la calle y calor en el local.

Dice Beatriz que mi deseo es cierto. Consulta mis locuras, mi confusión, se adentra en el laberinto para responder. Es hija de Celia. Mis versos viven la emergencia de su determinación.

Recibo una llamada. Es Jorge. Salgo a la avenida de Mayo. Fumo. Hablo con Jorge. Desde Murcia los astros se ven de otra manera. Llueve en media España, en la otra media hace calor.

Beatriz ha traicionado a Simón, y a Jorge. Ha perdido el sentido y se ha hecho humana. Apagó el cigarro en el suelo de madera y dio un sorbo al vaso que contenía cicuta. La mujer, como el aire, responde a los propósitos.

Argentina ha mentido. Buenos Aires pervive. Un español en Londres aparenta cordura. Quiero revelar las fotos y en todas aparece Beatriz. Toco su cuerpo en el papel brillante. Mi hotel no me conviene.

Dicen los emisarios que un poco de verdad condiciona una vida. En mi vida una virtud me enamora, me sigue. Barrie sonríe. Meredith llora. La vida en el Café Tortoni resultó diferente. Mi odio a la mujer se recompone.