CON la
razón poética se encuentra el centro, entonces, si dejas de mirarme a mediodía
aparece la auténtica, la verdadera, la única. Alejada de síntomas y nubes, de
tierra y de mañanas. Es la razón de la palabra, la razón del verso, la razón
del símbolo.
En
ocasiones ni podemos hablar, de fondo el sonido de una guitarra, la voz de un
profeta que regala todo cuanto le das. El ser humano pierde el centro si se
aleja de la palabra, de la virtud. El método no es un camino, es una realidad.
Un placer entre ámbitos, alguna inclinación. La razón es palabra si aparece el
esplendor. Hay imágenes, señales que logras descifrar, visualizar simplemente
con el oído. Es la razón de la palabra la que defiende Fábula.
El ser
humano piensa, realiza, crea. Y con ello fabrica. Pero no todos pueden asimilar
lo justo. Hay vendedores de humo que se han conformado con una simple expresión
sin sufrimiento. Y el sufrimiento es vida, es palabra, es razón de la propia
palabra.
Es una
razón ágil, nada metafórica. Es real, se escucha. La palabra es concebida en
obra y gracia, la creación es un presentimiento; el método es ilógico,
desconcertante, un movimiento íntimo.
Con la
razón de la palabra solo viven los justos, los bienaventurados, los que han
abandonado su prisión para dejar de ser carne y convertirse entonces en imagen.
Vuelvo a tener frío. Mucho frío. El lenguaje es la verdad y la palabra la única
razón. La palabra es hallazgo, es el único hallazgo, la palabra poética, la
razón o el misterio.
Hoy
vuelve a hacerse tarde. El tiempo y la temperatura forman parte de la
justificación del hombre. No preguntaré, ni temeré males algunos. La razón es
palabra, la palabra es razón.
Vierto
la última gota de alcohol en el vaso azul. Tiene tres cubos de hielos. Se ha
acercado la araña. Leopardi y Rilke piden otro poco de más y un corazón de
menos. Quema la palabra. Un resquicio de luz aparece en la noche estrellada, el
tiempo conocido también será palabra, la razón de la palabra.