miércoles, 4 de abril de 2012

Naturata


ME he sentado en la hierba a leer a Leopardi. No hay escrito menor del conde Taldegardo. Su obra es infinita. La naturata oscura y verdadera se acerca a la naturaleza que todos deseamos. Pero para él su obra era menor, sin importancia. Solo aciertan los grandes, los bienaventurados. Los que asumen con fuego a su propio infinito.

Madre en el parto, en el querer madrastra. Consuelos y piedades. Es el Romanticismo, la clave de la poesía, la continuación de Platón y de los presocráticos. Es el Romanticismo.

El dolor de cabeza se necesita para crear, para leer, para vivir. Sin él estarás muerto. Leopardi se miraba y observaba el fracaso, la agonía permanente. Nunca reconoció a su propio infinito que buscó como Novalis. Encontraron cosas, razones, sentimientos, hallaron a la naturaleza, la madre de las madres.

Me he sentado en la hierba a escuchar como habla, en diferentes lenguas, está a mi lado, pálido, triste, da impresión de menor pero es un grande. El físico engaña, como lo hacen las moscas.