viernes, 1 de junio de 2012

Es perplejidad


LA palabra normal ha quedado en suspenso. Que a don Nicanor le den el Nobel en unos meses no sería ninguna sorpresa. Se lo merece. Estos suecos son más fríos que sus madres y la poesía es vida, es naturaleza, es perplejidad.

Lo ordenado es incierto. En la verdad, en el centro, en la razón de la palabra, reina el caos, los contrarios, la complicidad con las estrellas. Las nubes tienen formas distintas, no hay dos verdes iguales en el campo, los pájaros vuelan de diferente manera.

Sigo sentado en la contemplación del medio ambiente. Huele a aristocracia. Ahora leo a Pessoa. El mejor aforismo es aquel que nunca se ha escrito. Los jóvenes prometen, los compañeros de generación molestan y muestran envidias irreconciliables.

Doy un sorbo muy suave al vaso de cristal. Flota el aliento. El calor ha dejado paso al bochorno. El verso suda en el desasosiego. Miro a Pérez Galdós cuando levanto la cabeza. Escuchar a Mozart suena bien, es culto, cursi, poético, moderno. Pero si la interpretación es nefasta muere Mozart y su música.

Estoy de acuerdo contigo cuando hablas de la razón de la palabra como una sinfonía. Es verdad. Es la única certeza. La vela que arde y da calor. Un sopor necesario. Creo que en Ecuador recordarán mi nombre igual que Villena recordará a António Botto. El modernismo es bello, como la música de Mozart.

La botella de agua azul está vacía. Las pipas rancias. El tinto caliente. El paquete de tabaco vacío. El cuaderno marrón inacabado. Mi vida, ya cansada. Nicanor Parra será el próximo premio Nobel de Literatura.