domingo, 3 de junio de 2012

Los verdaderos


LA poesía es el arte que nace de la razón de la palabra. Es acción y elección, y como tal tiende hacia el bien. Se cumplirán los fines si aporta claridad, riqueza, enseñanza, pasión. La razón de la palabra no entiende de conclusiones proporcionadas, ella habita en un caos de contrarios con cierta disciplina. El desorden es la convención. El conocimiento es el aprendizaje. Sin lecturas, sin estudios, nunca llegaremos a la inestabilidad precisa. Al desconcierto.

No se debe juzgar, ni aunque sea acertadamente, se debe precisar. El mejor de todos es aquel que por sí solo entiende todas sus inutilidades. Las diferencias de razonamientos existen como los peldaños de las escaleras. Los de alta posición suelen ser pocos, escasos. Los que suben siempre se justifican y tributan por ello. Abajo, con un pie en el suelo (pisando la tierra) y el otro en el primer sustento, se encuentran los contemplativos. Los que odian la violencia. Los que no hablan, escuchan. Los verdaderos.

El efecto de la función propia es general, otorgará crecimiento en la razón de la palabra.

La poesía es el único arte de la razón de la palabra. Se construye con estrategias. Con victorias difíciles pero realizables. El orden viaja al infinito, al espacio, a la luz, al centro de la tierra que es el centro indudable. La necesidad y el remedio forman el centro de actividades permanentes. Todo está oculto, pero oculto en la virtud, en los sentidos, en la naturaleza.

La poesía es el único arte de la razón de la palabra que habita en la naturaleza. El miedo es el valor de la costumbre.