lunes, 2 de julio de 2012

Palabra de tórtola turca


LA literatura es algo muy serio. Las miserias que rodean a la literatura y sus poses hacen ver al mundo una imagen que no es real. Que los autores promocionen sus novelas u obras en las páginas personales y digan que son acojonantes, son miserias de los miserables. Migajas, poses. Hay vanidad que se puede cortar con un cuchillo sin afilar.

En las presentaciones se habla bien, solo bien. Pídale usted al rabilargo, ese que tiene el nido en la casita verde de la encina, que haga de maestro de ceremonias de su último libro. Si merece la pena lo dirá, pero sin pose. Si no es literatura explicará al mundo, a conciencia, lo que ha leído. Y ha leído bastante.

Si te sirve de algo te diré que en la naturaleza no hay vanidades, hay poetas, tierra, nubes, pájaros, agua, árboles. ¿Sigues flotando?

Se debe abrazar a la naturaleza. Arrojarse al mar en calma y oler la sal por tu cuerpo.

Pero claro, esto es como hablar al burro Platero de los solsticios y los equinoccios. O escribir un artefacto en la servilleta del bar para después venderlo.

La imagen que posee el mundo de la literatura ahora es la misma que tiene de los gobiernos, de los gobernantes, de la iglesia, de la felicidad.

Vivan los náufragos, los acantilados de roca, los pobres de corazón, los que imponen la verdad por encima de sus propias miserias, los bienaventurados en la guerra de seguir, seguir haciendo algo. Vivan las velas de colores, los libros de poemas de la estantería marrón, los gusanos que se arrastran por la tierra evitando que el pájaro de turno se los coman. Vivan los calabacines gordos y hermosos, los tomates rojos, la flor del mirto y de la lavanda ya seca. Viva la hierbabuena que crece por todas partes extendiendo su territorio al buen olor. Viva la literatura de los literatos. Aquellos de las miserias y las poses se pudrirán como todos, pero antes. Palabra de tórtola turca.