Paseaba esta tarde por el centro de Huelva con un amigo. Hablábamos de un poeta actual. Le decía: “Espera que pasen cincuenta años, y ya veremos lo que da de sí su obra”. Pero mi amigo, inteligente como buen comedor, añadió: “¿Cincuenta años? ¡Si ahora no es nadie, dentro de cincuenta años ni siquiera será!”.
Llamó mi atención un cartel publicitario de la candidata socialista al ayuntamiento onubense. En él se leía algo así como: “Tenemos respuestas”. Y pensé, “¿Respuestas?”. Se han cargado España. Hemos retrocedido treinta años en el progreso. Y si tienen respuestas, ¿conocen las preguntas? Vaya panda de impresentables dando respuestas, estos socialistas de la madre que los parió. Y con un país hundido, los carajotes de la derecha tocándose las pelotas. La clase política. La puñetera clase política.
Como gaditano me avergüenzo de la Bibi. Y digo gaditano, me avergüenzo de la “gaditano” Bibi. No “ana”. Es un orgullo ser hombre. Y ser mujer. Pero no es un orgullo ser un miembro. Y mucho menos una miembra. ¡Carajotadas! Han intentado entretenernos tocándonos los miembros mientras destruían la esencia de una nación fragmentada.
Recuerdo el partido del Jerez con el Cádiz en Chapín. A los gritos jerezanos de: “Cádiz es un pueblo, Jerez la capital”, se inundó el silencio en el estadio. Silencio terrible. Pero a los pocos segundos, los aficionados del Cádiz gritaron:
- “¡Los Reyes son los padres, los Reyes son los padres! ¡Jódete!”.