miércoles, 9 de marzo de 2011

México D.F. (2009)



Bajas las escaleras corriendo,
saltas los peldaños de dos en tres,
y hasta te permites el lujo
de reclamar un abrazo infinitivo.
El ruido de la puerta me delata
y ya te tengo enfrente.
Disimulo un mal cuerpo,
tomo un café en la cocina
y voy recitando frases tristes.
Aún estás delante de mis ojos.
Sigues haciendo lo que quieres,
guardas el miedo. Las mentiras
son promesas perdidas de un final
mutuo, evidente, necesario.
Subo las escaleras mientras te desnudo.