lunes, 12 de marzo de 2012


HAY que reconocerlo. Es dudoso asumirlo. Ni Abel ni Caín. Son Platón y Parménides. Es la claridad, lo evidente hace que nos acerquemos a ese centro del que tanto dudas. ¿Dudas de lo cierto? ¿Tienes miedo? Es la única verdad, la virtud del centro.

Dices que morirás sin conseguirlo, pero el hecho de reconocer la acepción es la más grata afirmación de que ya lo has logrado.

Aprendices sin aspiraciones, sin más verdad que la duda, pero lees y lo haces en lentitud.

Es el recuerdo, la rabia. Confrontas lo invertido y lo compuesto en la palabra tierra. Dejas correr el tiempo. Colinas, Rilke, Leopardi, Novalis y hasta el propio Juan Ramón encontraron un camino sin recorrerlo. E interpretaron el centro, cada uno a su manera. El poeta quiso, amó, fabricó con sus manos al ángel de la certeza.

Debe ser de tu agrado cuanto escribas. Lo radicalmente opuesto es el fragmento único de la contrariedad, lo que impulsa a seguir.

He mirado tus ojos, tienen el horizonte de la validez, la mirada cabalga con Hades y Dioniso. Las preocupaciones son antiguas, la simpleza de las proyecciones. Ahora aparece el viento, la música, las nubes. La tierra hay que buscarla, hay que bajar a ella para ser Aristóteles.

Lo grande es proporción, es arbitrario y humilde. Lo pequeño es la unidad de género, la vida de los otros, de los que son porque existen pero ellos nunca están.

Dice la voz de Homero que dios es la reacción pero no me lo creo, no puedo consentirlo. La voz es la razón de la palabra, la tierra, el verso último, la medida del respeto, la justa proporción, lo fundamental y suficiente.

Huele la tierra a gloria, pero a gloria pequeña. La tierra es anterior y es posterior. La tierra es quietud, es bondad, es auténtica poesía. Hay que entablar batallas, adoptar un marcado carácter ajeno a la adulteración. Ser, en el fondo, poeta del mundo, en el mundo y con el mundo. Poeta de la tierra. No podemos marcharnos, los pájaros aunque vuelen siempre regresan a tierra, y las nubes descargan en la tierra a sus predecesores.