sábado, 26 de mayo de 2012

El peor error


CONFUNDIMOS los razonamientos con las conveniencias. Por excelencia es más cierto ser sincero que anímico. El peor error radica en la Apología. Todos los cojines andan por el suelo. El desorden de mi cuarto es reflejo del conocimiento. Solo tengo delante los esquemas visibles, lo preciso y adecuado. Entra el sol por la ventana e ilumina el cuaderno marrón y sus clasificaciones.

La expresión más correcta es aquella que produce algún daño. Corro hacia el porche. Ha venido un golpe de frío al cuerpo. Hay ramas de encinas por el suelo, la flor amarilla del acebuche y filamentos de agapantos. El pilón rebosa. El caño tiene poca fuerza y ya no proporciona enseñanzas. Debo llamar a Parménides para que me ayude con su limpieza. Abrazo la tradición pero confío en el nuevo rebaño.

El hilo que separa la vida de la muerte es una fina metáfora sin capacidad creadora. Los asuntos, los términos, las obsesiones del alma. Has comenzado a hablar. Estás feliz. Guardo silencio. Deseo aprender. Estoy tranquilo. Fijo mis ojos en tu rostro, en el cabello rojizo, en las gafas negras que has dejado sobre la mesa de cristal. Fumo. Evito que el humo llegue a tus ojos. Ser eterno es poseer una historia magnífica y que otros la entiendan. Mido despacio el pulso. Una vez que me has admitido pasamos a ser diferente.

He llegado al lugar donde los grupos se dividen. No te encuentro. Cierro los ojos para buscar la luz, la expresión de tu rostro. No te encuentro. Bajo el terreno no he mirado. No debo ser dogmático, mejor irreflexivo. Amo lo inflexible, profeso culto a todos los errores. La representación propia es la opinión verdadera. Conocemos las obras de los otros, escritas en otros idiomas, indignamente. Es un problema interpretar, otro imaginar, también el describir.

Confundimos las conveniencias con los razonamientos. Parece legítimo pero es pretencioso, cursi, superfluo, perplejo. Me has ofrecido un poco de agua, la obsesión de saber. La realidad es la imitación que eleva con fuerza la reflexión. Desde los peldaños del porche miro los pájaros, los árboles, las nubes, el agua, las hormigas que corren por el calor hacia sus galerías.

Confundimos la esencia y la existencia. Vivimos en la naturaleza. Por la ventana del despacho, la habitación que tiene las cortinas con motivos de caza, salen los libros. Mi alma violeta es guiada hacia la política poética.