lunes, 21 de mayo de 2012

Soledad y unidad


EL cielo es mi tierra, el centro indudable que se toca, se pisa y se escarba. Estamos en el centro, nunca salimos de él.  

Para subir hay que saber bajar y quedarse muy hondo. Tan adentro como el sentido de la naturaleza en el Filebo. Lo preciso, lo exacto y lo verdadero. La humedad de la tierra hace que tiemble. Permanezco sentado en torno a las costumbres. Intento diferenciar lo natural de lo legal. La única función propia es racional. La poesía es el arte que rige el devenir de la naturaleza. En el centro. En el centro indudable. Donde las encinas permanecen por encima y los pájaros vuelan bajo. Allí donde se tocan las nubes de la tierra. En la histeriagrafía.

En la confirmación del todo están pintadas tres cruces. La posición más elevada es engañosa. Subes y estás bajo la tierra, escarbando. El impulso es un mito como la soledad.

Cuando los gusanos piden versos aparento estar tranquilo. En el Protágoras se mostraban incapaces de responder y preguntar. Tomo la palabra, la razón de la palabra, por la mano izquierda. Camino hacia el fuego. La imagen del paseo es la representación. Es Fábula. La afirmación de las ideas. Me encuentro arropado por las bellotas, las tórtolas, las nubes poderosas, por la tierra y sus placeres.

Demando deseos con la razón de la palabra. Sigo unido a ella por la mano. Salimos en el R5 a dar una vuelta. En el casete se escuchan las primeras canciones de Nacho. Eran diálogos. Hermosos y feos. Juveniles. Como los versos de adolescentes llenos de sustantivos y adjetivos y verbos. Sin embargo noto el frío de su mano.

En la administración de la justicia radica la esencia de Fábula. Probablemente es poco reflexivo, simple y disperso. Tiemblo. Asumí las competencias en los años ochenta. Cuando la tierra olía a tierra y la lluvia a unidad. Es muy tarde y ha vuelto el frío. Preocupa lo coherente, las deficiencias la aportan los poetas impuros.