jueves, 10 de mayo de 2012

En los labios blancos


PLATÓN, en un momento de lucidez genial, habla en el Fedro de la vuelta a empezar: “en todas las cosas hay un único principio del que hay que ocuparse correctamente, en caso contrario nos llevará al equívoco”.

Una guerra es el comienzo de un fin premeditado. Esa vuelta a empezar que refería Platón, provocada por los errores motivados por aquellos que no se ocupan correctamente de sus actos propios y ajenos. Lo que nos lleva ocurriendo en nuestro mundo varios años.

La única salida es el nuevo nacimiento, ajeno a los partidos políticos, a las turbaciones, a la música que no suena a mediodía.

Invitaría a todos los sindicalistas, banqueros y políticos a que se quemaran a lo bonzo, en público y desnudos. Si alguno sobrevive debe hacerse el harakiri, despacio y sin prisa, así duele menos.

No podemos esperar. Yo busco ese nacimiento nuevo, la vuelta a empezar. En otra época se quemaron iglesias, se asesinaron a culpables e inocentes. ¿No se puede asesinar ahora a los únicos culpables de este desaguisado? Que conste que asesinar es un término confuso, me refiero exclusivamente al honor de morir de forma gloriosa, como los antiguos samuráis, o el propio Sócrates. Con la sonrisa en los labios blancos.