Si Juan Ramón me diera su veleta, la infancia no sería ese lugar oscuro, de luces y de sombras, al que vuelven los poetas en las noches de frío.
Necesito vivir en una isla desierta, sin vecinos ni ambientes. Las personas me sobran. Ya todas las personas. Nadie merece a nadie.
Creer es algo tan imposible como intentar coger un pájaro al vuelo. Solo se atrapa lo enfermo.