En la fiesta del toro existen tres seres a su alrededor: el aficionado, el profesional y el taurino. Por ejemplo si a un taurino le preguntas por José Tomás, agacha la cabeza. El taurino no se moja nunca. Dicen que el taurino es pesetero, vive de ello, y respeta la fiesta y su entorno.
Me gusta (y me divierte) hablar con taurinos. Los pico y les hago que agachen la cabeza a menudo.
El doce de agosto, en Gijón, José Tomás dará la alternativa al novillero mexicano Diego Silveti. Talavante hará de testigo de lujo.
Diego es hijo de David Silveti. La admiración de José por el malogrado David era inmensa. En México le ayudó mucho, y le enseñó lo que un torero español debe saber de esas tierras.
Conocí a David en Sevilla de la mano de Joaquín Almero. Le he visto torear e impresionaba. De familia taurina hasta la médula, a su abuelo Juan le llamaban "El tigre de Guanajuato”.
Diego es como su padre, un gran maestro, y en Gijón, la feria de Begoña se convierte en taurina, los aficionados disfrutaremos.