Los girasoles se han secado con el calor del tiempo. Arrugados y serios mataron lo que fue de su vida y de la nuestra. No tienen ni una lágrima, ni una hoja verde, la flor dejó de hablar hace días.
Ahora con Barrie soy feliz. Los poetas malos y sin clase, son desagradecidos. En cambio los buenos y pudientes, los que arman la mano y hacen poesía verdadera, son personas de hecho y de derecho.
Barrie me escucha, me ama, me apasiona. ¡Qué pobre poesía se escribe en este tiempo! Y se creen sinceros, los no hombres. Como los girasoles, se han secado los muertos en este laberinto.
Entre lo divino y lo humano está la verdad, más cerca de lo humano siempre. Lo divino se deja para otros, para los no sinceros.