La diferencia entre la mala suerte y la sonrisa es el sentido común. Hay que vivir con coherencia. Maldito, bastardo, loco, calificaciones que apartan al más cuerdo de la verdad. Y resulta que se vive en una impostura manifiesta. Y no hacemos nada. Escuchamos, lamentamos, asentimos, y ahuecamos el ala, no vaya a ser que nos tachen de algo que no queremos asumir. Nuestra vida es falsa, completamente fingida. Y con miedo, mucho temor a la actitud lógica.