En los sitios visibles me siento junto al árbol. Miro al cielo, busco a las estrellas y saludo a los pájaros que siempre me visitan. Cuando soy invisible prefiero los garajes subterráneos, su frescor y silencio. La ingravidez del aire. Debo esconderme ahora, la vida me entristece. Las personas que habitan me distraen, me confunden, hacen que esté molesto. ¡No podíais iros todos! Un puñado de libros y nada más. No necesito más.