jueves, 6 de octubre de 2011

68 (Sesenta y ocho)



Ahora que estamos aquí debemos decidir si esta es la distancia que existe entre la verdad y el misterio. Un pájaro muy torpe ha caído en la chimenea, y cuando he abierto la puerta estaba medio muerto.

La mitad nunca será la perfección del todo. Medio muerto es igual a medio vivo, y la virtud, como la esencia, suelen ser equidistantes.

Si leo las iniciales que aparecen en la camiseta que llevas me sorprendes. Una impresión que resulta algo violenta. No dices que me quieres, solo que te vuelves loca como aquellas mujeres que JRJ enamoró de rabia.

Toco las sombras, suelen dejarse a las horas concretas, los momentos del arte. Una persona muy alta, con la boca muy grande, me habla de rebeldía. Recuerdo aquellos años de Madrid. Los momentos en los que Luis Rosales apuraba el último aliento de la resurrección.

Se hace de noche. O.B. junto a A.C. Y a la vez F.S. le dice a J.J.O. que Zaragoza tiene ese hálito de grandeza. Es Pepito que no deja de hablar de Goytisolo. ¿O tal vez era Berta? Me confunden los fantasmas. En la tele todo se ve de forma diferente. Una chica muy cursi arremete mis gafas contra la libertad. Y yo, sin sombras, no soy un ser humano.

Te vi llegar de noche. Pediste que dedicara un libro de poemas a tu persona. El desconcierto tenía barbas. Se marchó como el aire, dejando ese olor impuro de los astros. El misticismo es misterio, es arbitrariedad.

Tomo Faltan palabras en el diccionario entre las manos y me arrastra una vergüenza que es maravilla. Abel, si hubieras visto la cara que posee lo sensible. En Zaragoza todos son sensibles.

Toco el cielo con la mano izquierda. La derecha la dejo para los aparejos. Ahora que estamos juntos debes decir lo cierto. La verdad. La mentira. Lo oculto y necesario. Lo justo. No entenderás el arte si no vienes conmigo.

La cajera de un banco muy famoso ha lanzado un piropo. Lo ha hecho con reverberación. La pasión es lo mismo que el arte. Y el arte es la palabra. Sin palabra no hay llanto.

Como se desmontó a JLGM y a AT. En tres horas. Pero se desmoronaron todas y cada una de las imágenes que salían de la verdad. No soy quien para determinar la segunda, la primera o la tercera.

Tus labios buscan la maravilla. Los míos no están en mi rostro. El poema es la conjugación de lo prohibido. Miro al cielo. Mi casa es mi paciencia, mi destino. Si pudiera, me suicidaría por JRJ pero no debo. Tengo una corte de sabios en Zaragoza que dicen que no hable. El silencio vuelve a destrozar las imágenes de la distancia.

Con la pala de oficio, he recogido al pájaro de la chimenea. Lo he metido en la bolsa de basura. Está muerto. Sus ojos me han manchado el alma. ¡Qué rebelde es esta vida! Y tu boca, ¡tu boca!