martes, 18 de octubre de 2011

79 (Setenta y nueve)



Hay que enterrarse, hundir las manos, bajar y respirar. Hacia abajo, en el centro del bosque, solo hay silencio y soledad. La pausa es la abstención. La ausencia es la carencia voluntaria. Todo se debe hacer, nada puede quedarse.

Son diferencias entre Nada y la nada. Las bitácoras comenzaron enérgicas, sus autores disponían de un mundo nuevo que deseaban transmitir. Y ahora que pasa el tiempo, sin soledad ni silencio, se ha agotado la esencia que nunca llegó a existir.

Aquí abajo, manchado por la humedad de esta tierra, un topo me pregunta por Chesterton y Borges. Respondo Borges siempre. Otro lo hace sobre d’Ors y Colinas. Y digo que es Colinas una gran sinfonía, un coro polifónico, la lluvia de matices. Sobre Cercas, silencio; me quedo con Bolaño.

El oído se afina en soledad y silencio. Repleto de desvíos, de opiniones de amigos, de encuentros, coincidencias. La nada es un ruido. Nada es algo muy grande.

Escucha. ¿Oyes? Viene toda la orquesta. Es la pura armonía. Composición instrumental sin miedo.

Libremente, como en esa tormenta que pasó en madrugada, has elegido el camino de la no sinceridad. Pensar que la literatura prefiere vuestros actos es un error claro. La no definición. Yo respeto argumentos, decisiones, meditaciones a la luz de la luna. Pero la realidad es bien distinta, diferente. La vida. ¿Qué pensaría Aristóteles? ¿Y Sócrates? ¿Diría algo Nada?

Dicen que busque un poema muy bello, y otro, y otro. Son autores diferentes y también iguales. Uno del abuelo, otro de un burro y el último del diablo. Con los poemas delante nunca viene la música. ¿Belleza? Sí, pero sin pasión.

¿Pensaba Colinas en nosotros cuando escribió La tumba negra? Claro que no. Hacía literatura, solo puro arte.

Leer, siempre leer. Dejar la puerta abierta, las ventanas de par en par, los ojos claros. Y las manos encima de los muslos ahora que están cansadas de escarbar esta tierra. Respiramos, hay minúsculas formas que entran por la nariz. Pausa y abstención. Todo tiene su nombre y no debemos confundirnos. La nada y Nada.

"Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído" (Borges).