Una golondrina muy rápida busca el nido que hizo hace semanas. Una vez y otra vez acude, se asoma y da vueltas. El jardinero lo destruyó una tarde de otoño, mientras venían las lluvias. Hay restos de huevos en el suelo. La golondrina reincide y hasta choca con el muro de cemento.
El pájaro persiste, lo intenta, no se cansa. Un pájaro es constante si la verdad que busca no es revuelo.